Un abismo, seis vidas y un viaje que terminó en tragedia
La noche del pasado jueves 17 de julio se tiñó de luto en el occidente de Boyacá. Un accidente de tránsito registrado en el sector La Paita, en la vía que comunica a Muzo con Quípama, dejó un saldo fatal: dos personas muertas en el lugar de los hechos y cuatro más gravemente heridas.
Según los reportes iniciales, una camioneta Toyota TXL en la que se movilizaban seis personas —al parecer oriundas de Chiquinquirá y Bogotá— rodó por un abismo de aproximadamente 54 metros de profundidad.
Los nombres detrás de la noticia
En el lugar del accidente perdieron la vida: José Gabriel Beltrán y Justiniano Alfonzo
Ambos fallecieron en el sitio, sin que los organismos de socorro pudieran hacer algo para salvarles la vida.
Los cuatro heridos fueron identificados como: Estiven Alonso, Yeison Beltrán, Andrés Quiñones y Evelio Quiñones
Todos fueron trasladados de urgencia a la E.S.E. Hospital Santa Ana de Muzo, donde fueron valorados por el equipo médico. Hasta el momento, no se ha emitido parte oficial sobre su estado de salud.
El rescate: una operación entre el lodo, la noche y la desesperación
Las labores de rescate se extendieron durante varias horas, en medio de condiciones difíciles por la oscuridad, la complejidad del terreno y la profundidad del abismo.
En el sitio hicieron presencia unidades de la Policía Nacional, inspectores de Policía de Muzo y Quípama, agentes de la Sijín, bomberos voluntarios, Defensa Civil y decenas de miembros de la comunidad minera, que se sumaron de forma solidaria a las tareas de rescate
La camioneta quedó destruida al fondo del precipicio. El rastro de los neumáticos sobre la carretera deja entrever que el vehículo pudo haber perdido el control en una curva cerrada, aunque la causa exacta del accidente está siendo investigada por las autoridades competentes.
Un accidente que se suma a larga lista
La vía entre Muzo y Quípama, usada constantemente por trabajadores del sector minero y transportadores locales, no es ajena a tragedias como esta. Las condiciones topográficas, el mal estado de algunos tramos y la falta de señalización aumentan el riesgo de siniestros viales.
Ahora, la Policía de Tránsito y la Sijín están al frente de la investigación para establecer si hubo fallas mecánicas en el vehículo, si se trató de una imprudencia al volante o si el mal estado de la vía fue determinante en el accidente.
¿Cuántos más?
Las vías del occidente boyacense ya no son un secreto para nadie. Son conocidas por su belleza natural, sí… pero también por su alta siniestralidad.
Y no es casualidad. En muchos tramos falta señalización, no hay iluminación, y el estado del pavimento es deplorable. Baches, curvas mal demarcadas, falta de barreras, deslizamientos sin atender. El abandono es evidente.
¿Cuántos accidentes más se necesitan para tomar medidas reales? ¿Cuántas vidas tienen que apagarse para que las autoridades —más allá de operativos pasajeros— pongan los ojos de verdad en estas carreteras?
No se trata solo de control de tránsito. Se trata de una intervención estructural y sostenida, de hacer mantenimiento real, de presencia institucional, de infraestructura pensada para salvar vidas, no para llenar informes.
Porque si cada tragedia solo se queda en lamentos, entonces el camino se seguirá llenando de cruces. Y lo que hoy duele, mañana se repite. Así de crudo. Así de claro.
Desde este medio, nos solidarizamos profundamente con las familias de las víctimas mortales, así como con los cuatro sobrevivientes que luchan por su recuperación.
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