En medio del solemne ambiente del 10° Congreso Empresarial Colombiano, iniciado en Cartagena con un homenaje al senador Miguel Uribe Turbay, el panorama económico nacional recibía un golpe simbólico que trascendió los discursos: la inseguridad política, latente y latente, se incrustó como obstáculo real para el desarrollo del país. Empresarios reunidos coincidieron en que la volatilidad del momento –agudizada por el reciente asesinato del precandidato presidencial– ha detenido la llegada de nuevas inversiones, a pesar de señales positivas como el crecimiento del 2,1 % del PIB en el segundo trimestre.
Un país en duelo y polarizado
El ambiente del congreso estuvo impregnado por la conmemoración del político fallecido: un minuto de silencio, un video de su intervención del año anterior en este mismo escenario y múltiples voces coincidieron en llamamientos por la unidad nacional.
Sin embargo, la polarización política y la fragilidad institucional adquirieron una presencia tangible. El asesinato de Uribe Turbay puso de manifiesto la persistencia de un legado de violencia política que tiene profundas raíces en la historia del país.
Inversores en espera
Aunque el crecimiento económico continúa, el número solo sirvió como fondo ante la creciente desconfianza del entorno político. Empresarios subrayaron que los proyectos de inversión se encuentran en “pausa”, a la espera de señales de estabilidad institucional.
Los medios, un contrapeso fundamental
Joseph Oughourlian, presidente del Grupo PRISA, aprovechó su participación en el congreso para destacar el papel crucial del periodismo riguroso y ético en la consolidación de la democracia y la estabilidad económica. Recalcó que, aunque las redes sociales amplifican la polarización, los medios tradicionales aún deben mantener su compromiso con la veracidad, imparcialidad y contexto.
El escenario actual combina el duelo institucional con la preocupación empresarial: el crecimiento económico, aunque presente, corre el riesgo de diluirse si no se materializa pronto un clima de estabilidad política. Las voces del sector privado insisten en que el país necesita restablecer la confianza, promover el diálogo y garantizar condiciones propicias —no solo para el capital, sino para la democracia misma.
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