Significado del rescate de las verdades históricas que fueron ocultadas en los armarios del olvido y extraviadas en los laberintos de la confusión
A Gloria Amparo Gaitán Jaramillo por su vida al servicio de nuestro pueblo y su ejemplo.
“Lo que queremos es la democracia directa, aquella donde el pueblo manda, dónde el pueblo decide. El pueblo ejerce control sobre los tres poderes de la democracia burguesa: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial y exige que, además, garantice la equidad en el aspecto económico Allí donde el pueblo es el pueblo, el pueblo ordena y ejerce un mandato directo sobre y en control de quienes han de representarlo”. “Lo que queremos es que el pueblo sea protagonista y no espectador del devenir nacional.”
Jorge Eliécer Gaitán
“ His assassination was the first covert operation by the CIA in Colombia and spurred a major uprising called the Bogotazo.”
Oliver Villar and Drew Cottle[1]
“De pensamiento ha sido la guerra mayor que nos han hecho, ganémosla a pensamiento”
José Martí
Amanece en la calle 10, cerca a la carrera primera, en los altos del barrio La Candelaria, en Bogotá. La madrugada del 6 de marzo de 2025 es helada. En la ventana, el cielo brumoso recuerda la descripción de la tarde del nueve de abril de 1948, en Bogotá.
La lectura matinal bajo abrigo se encamina a una antigua copia empastada de un escrito muy poco conocido que, sin embargo, contiene datos de significativa importancia que suscitan fuertes interrogantes sobre la solidez de la narrativa oficial y mediática que, hasta ahora, ha imperado sobre los orígenes de la barbarie y del conflicto armado en Colombia.
Por un momento cierro el pequeño libro de pasta café que debo agradecer a una institución que ha servido de manera ejemplar a nuestra nación: la Biblioteca Luis Ángel Arango. Mi mente cavila sobre todo lo que ha implicado el olvido y la confusión impuestos sobre el cerco y el derribo del movimiento gaitanista; sobre el asalto que ejecutó la unión nacional entre el 9 y el 10 de abril para aniquilar en silencio, en medio de la conmoción, la única experiencia germinal de un partido de unidad del pueblo; sobre la vida y la muerte del único hombre que en el siglo XX Latinoamericano pudo decir, sin faltar ni un ápice a la verdad: “¡Yo no soy yo personalmente! ¡Yo soy un pueblo que me sigue! porque se sigue a sí mismo cuando me sigue a mí que lo he interpretado.”
Reflexiono sobre lo que significa el olvido y la confusión impuestos sobre un momento excepcional en la larga y ardua batalla de nuestra nación laboriosa y sufrida por la vida digna y la soberanía. Cierro el pequeño libro de Beaulac y me levanto a tomar un café y, mientras me espabila, buscar otras obras que la lectura me ha recordado. Libros que contienen apartes que al ser reunidos ofrecen insospechadas potencias esclarecedoras sobre lo que en realidad sucedió en abril de 1948.
Detrás del maestro, abierta a todos, está la biblioteca color de luz
J. Martí
En la estantería encuentro el libro “Silent Missions” en la edición original publicada en Estados Unidos en 1978, justo al cumplirse treinta años del 9 de abril de 1948. Vernon Walters fue un notable patriota estadounidense, admirable poliglota y prestigioso oficial de inteligencia del Ejército de los Estados Unidos. Fue Agregado Militar en Brasil, Embajador en Alemania y Director Adjunto de la CIA en el gobierno de Nixon.
El ascenso hacia altos cargos de Vernon Walter estuvo relacionado con la impecable eficacia con la que se desempeñó en tareas muy delicadas, decisivas y encubiertas, en un escenario que históricamente ha permanecido fuera del acceso de las lentes académicas y los focos de análisis de la prensa internacional: el área de perfiles indefinidos en la que convergen las operaciones militares de inteligencia y las acciones de política exterior que entrañan intervenciones no autorizadas por los marcos legales nacionales e internacionales.
En septiembre de 1981, la editorial Planeta de España publicó la primera edición del libro de Walters con un sugerente título: “Misiones Discretas”. Los capítulos 4 y 5, se titulan: “A Río con el presidente Truman” y “En Bogotá con el general Marshall”. Dos momentos y dos geografías determinantes para comprender mejor la importancia internacional que tenían Colombia y Jorge Eliecer Gaitán, y los acontecimientos que volcaron para siempre la historia política del siglo XX colombiano.
Walter arribó a Bogotá a comienzos de marzo de 1948 y permaneció en la ciudad hasta fines de abril de 1948. Oficialmente fue presentado como asistente traductor del Secretario de Estado: General George Marshall. Un oficio que no era precisamente una “Misión Silenciosa”.
En la biblioteca de madera de casa aparece también la obra “Soberanos e intervenidos” el juicioso estudio sobre la Guerra Fría en España y en América Latina de Joan Garcés, compañero de labor de Gloria Gaitán durante el breve gobierno de Allende en Chile. La obra de Garcés fue publicada por Siglo XXI editores en 1996.
En ciertos momentos, las circunstancias se conjugan de manera favorable a nuestras bregas, tareas o batallas. Justo debajo del libro de Joan Garcés encuentro una obra indispensable: “Grandes potencias, el 9 de abril y la violencia”, un libro editado por Gonzalo Sánchez G, con textos de diferentes y acuciosos investigadores, que incluye un ensayo del mismo Gonzalo Sánchez: Guerra Fría y Contexto internacional.
Encuentro también un documento argollado que contiene transcripciones de conferencias que aún no se han publicado por la universidad nacional de Colombia. Se trata de cuatro esclarecedoras ponencias realizadas en el marco de la Cátedra Gaitán organizada por Daniel García Peña entre febrero y mayo de 2023. La Cátedra Gaitán, fue una iniciativa académica del investigador y maestro Daniel García Peña, hoy embajador de Colombia en los Estados Unidos.
Daniel García Peña fue nuestro valioso profesor del curso sobre Política Exterior de los Estados Unidos en América Latina, en 1994, en la especialización en Relaciones Internacionales en la universidad de los Andes. Treinta años después lo volví a encontrar cuando amablemente me invitó a participar como conferencista en la Catedra Jorge Eliecer Gaitán: Pensamiento, Vida y Obra. Daniel organizó la Cátedra, junto a su equipo académico, para conocer mejor al más significativo político del siglo XX colombiano y organizador de uno de los más decisivos procesos políticos de nuestro siglo XX. (Ver www.youtube.com/watch?v=qLskURa_5Bw ). Hasta ahora, esta Cátedra ha sido el esfuerzo académico más esmerado, amplio y riguroso para conocer, dimensionar y comprender el fenómeno político de Gaitán y el movimiento gaitanista. Las conferencias de la Cátedra pueden ser consultadas en www.youtube.com .
En la estantería, finalmente encuentro también un ejemplar impreso de un número extraordinario del periódico Jornada que la editorial hizo posible, en medio de lo imposible, el 9 de abril de 2023: www.desdeabajo.info/wp-content/uploads/2023/04/JornadaPEQUE7.pdf . En ese momento Daniel García Peña autorizó la transcripción y edición de la conferencia de Gloria para ese número extraordinario del periódico Jornada.
Gaitán no era liberal, sino socialista
Las palabras de Gloria Gaitán Jaramillo la tarde noche en la que presentó la conferencia inaugural de la Catedra Gaitán fueron estremecedoras por las luces que arrojó sobre un periodo decisivo sobre el que se ha tendido un manto de olvido y de confusión. Esa noche Gloria hizo gala de su magistral sabiduría pedagógica ante los más de 350 estudiantes de todo el país que se conectaron. Valoré en lo profundo y respeté el largo y tremendo batallar de la mujer mayor que desde los diez años, cuando asesinaron al padre que veneraba, no ha cesado de luchar, durante más de 75 años, por la verdad sobre la memoria de lo que aconteció en esos años en los que nación fue arrojada a la hoguera fratricida.
Los adversarios que ha enfrentado Gloria ni han sido pocos ni han carecido de poder. Desde el patriarcado incrustado en la médula cultural de la nación y sus clases dirigentes de todos los signos ideológicos, hasta el narco fascismo puro y duro representado por Álvaro Uribe Vélez, Luis Carlos Restrepo y José Obdulio Gaviria Vélez, la inteligencia pérfida – prima de Pablo Escobar- que se propusieron sepultar la memoria de Gaitán y del movimiento gaitanista. José Obdulio Gaviria ha sido señalado de ser la persona que ideó la astuta y macabra idea de nombrar al Clan del Golfo como “Autodefensas Gaitanistas de Colombia.”
Gloria Amparo de las Mercedes Gaitán Jaramillo fue la luz de los ojos de Jorge Eliecer Gaitán. Su bálsamo ante la incomprensión de los propios y la vileza de sus enemigos. Cuando en alguna conversación Gloria narró sus recuerdos a un pequeño grupo de niñas y niños del Gimnasio Sabio Caldas, en el barrio Arborizadora Alta, supimos de Gaitán como padre educador al escuchar la anécdota de Gloria con ocho años ingresando de la mano de su padre al que en ese entonces se conocía como Teatro Colombia ( hoy Teatro Jorge Eliecer Gaitán) ; o vislumbramos todo lo que significó para Gaitán Rafael Uribe Uribe, cuando Gloria nos compartió el suspiro hondo de su padre al caminar en el parque Nacional junto a la estatua del líder inmolado en 1914, y lo que Jorge Eliecer le respondió cuando ella le preguntó: ¿ Por qué suspiras?. Poco a poco hemos ido comprendiendo mejor todo lo que significado la vida de Gloria: su incesante, honesto y valeroso batallar por la verdad sobre nuestro pasado y por el formidable significado, hoy más vigente que nunca, de la democracia directa y sus vínculos íntimos y vitales con la paz genuina.
Durante años he tenido el privilegio de contemplar las reacciones espontaneas de gentes diversas edades y condiciones sociales al saber que la mujer que les habla con claridad, franqueza y sin condescendencia alguna, no como víctima, sino resistente, es la única hija que tuvo el más extraordinario capitán de multitudes que ha dado nuestra tierra.
El excepcional conocimiento de Gloria sobre Gaitán no se funda tan solo en el universo potentísimo y misterioso del vínculo de la sangre filial o en los diez años, seis meses y veinte días que los dos alcanzaron a compartir en su hogar. Ni en los relatos de la señora madre de Gloria: Amparo Jaramillo y de las tías de Gloria. Ni en los millares de testimonios de los seres humildes que compartieron momentos imborrables con el líder inmolado y le han compartido a Gloria durante décadas esos fragmentos de sus vidas. Ni tampoco a sus privilegiadas conversaciones con los más notables y diversos líderes políticos, económicos y culturales de Colombia y de América.
Desde muy temprano, Gloria consagró su vida al estudio de la historia política, social, económica y cultural del siglo XX Colombiano, al periplo vital de su padre y al significado aún hoy vigente de su vida, su pensamiento y su obra: la democracia directa. La investigación sin pausa de tantos años la ha ido compartiendo en su tesis laureada como economista de la u. de los Andes, en sus libros, en los seminarios, en diversas publicaciones, entrevistas y documentales. Sin esa labor insomne, es muy probable que la memoria fidedigna de lo acontecido hubiese quedado condenada al olvido o sepultada en las narrativas falaces que han procurado instaurar toda suerte de sórdidas confusiones. La obra: Bolívar tenía un caballo blanco, mi papa un Buick , el ensayo “El fenómeno Gaitán”[2]( Grupo de Investigación Historia, Archivística y Redes de Investigación Vol.11, Núm. 1, pp. 39-215 – ISSN 2027-5528 El “fenómeno Gaitán” Gloria Gaitán) y el Informe a la Comisión de la Verdad, son algunos de los más valiosos aportes a la comprensión no solo de la más destacada figura política de la historia política colombiana del siglo XX, sino de un periodo histórico decisivo para Colombia y América Latina.
Por ejemplo: hasta hoy, muchos insisten en anclar la memoria de Gaitán en su muerte y no en su vida, su obra y su pensamiento. Hasta hoy se habla de Gaitán como líder liberal y se vela su ideario y su accionar socialista. Se llama “Bogotazo” a los acontecimientos tumultuarios del 9 de abril y se silencian las consecuencias políticas de su asesinato a escala nacional e internacional. Se instauró la denominación “La Violencia” para ocultar la secuencia de los hechos de fraude político bipartidista, represión oficial y magnicidio con los que arrojaron a la nación a la hoguera fratricida. Se insiste en atribuir el asesinato a la obra solitaria de un “psicópata” del barrio Ricaurte y se soslaya el estudio de los antecedentes políticos de los años treinta en Colombia y del contexto político y económico internacional y nacional de 1945-1948 y la serie de testimonios e indicios que apuntan a una gravísima intervención ilegal del gobierno de los EE.UU. en Colombia y a una “covert operation” en el marco de la Guerra Fría Interamericana.
Incluso aún hoy, personalidades que merecen todo nuestro más hondo respeto y aprecio, insisten en presentar como admirables procesos como “La revolución en marcha” de López Pumarejo, desconociendo por qué razones Gaitán escribió el texto “ Acerca del mal uso de la palabra “Revolución” y por qué Gaitán llamó a ese espejismo entretenedor de López : “una revolución de papel y cartulina.”
Si López Pumarejo y Lleras Camargo estuviesen exentos de responsabilidad histórica en el proceso que condujo a truncar el proceso de democratización que Gaitán lideró en ese momento extraordinario de la historia política en la que el pueblo colombiano adquirió una conciencia que le permitía ser forjador de su destino y no tuviesen responsabilidad alguna en el genocidio político iniciado en 1945-1946 sobre el movimiento gaitanista y en la confrontación que sobrevino entre los hijos de la misma tierra, este equivoco no tendría trascendencia alguna. Pero no fue así.
La Guerra Fría en América Latina
Colombia y la mayor parte de América Latina pasaron en muy pocos meses de orbitar en la cruzada anti fascista a ser alineadas en la nueva cruzada anticomunista que se instauró en el mundo. ¡Comunista!: Un nuevo enemigo interno en cada país en el que cabían todas las expresiones de rechazo al nuevo orden económico mundial de postguerra.
Daniel García Peña, nos compartió en su conferencia sobre “Gaitán y los orígenes del conflicto armado en Colombia” que el origen de la denominación “Guerra Fría” se debe primero al afamado escritor británico George Orwell y, después, al prestigioso periodista y analista de los eventos internacionales, el estadounidense: Walter Lippman, quien popularizó esa forma de nombrar esa Guerra sin precedentes que enfrentó a los Estados Unidos y a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en el escenario global.
Una “Guerra” en la que no hubo ataques militares en sus respectivos territorios, pero sí letales acciones militares en los países que integraban sus correspondientes esferas de influencia. Por esto, el nombre de Guerra Fría. Una Guerra en la que el enfrentamiento ideológico entre capitalismo y comunismo, la disputa por la conquista de las mentes y los corazones de los pueblos y la implacable contienda por los territorios estratégicos del mundo, ocuparon un lugar principal en la confrontación.
América Latina formaba parte de la esfera de dominio de los EE.UU, desde comienzos del siglo XIX con la Doctrina Monroe. Latinoamérica, desde esos años era contemplada por las potencias mundiales como una extraordinaria fuente de poder por sus fabulosas riquezas y sus lucrativos mercados para la producción industrial de los países líderes de la revolución industrial.
El domino creciente de los EE. UU. en la región había logrado excluir a la Gran Bretaña en el control de ese territorio estratégico durante el siglo XIX. La victoria militar de los EE.UU, sobre España en el dominio sobre Cuba en 1898 y el “zarpazo” sobre Panamá en 1903, habían asegurado su poder en esa geografía estratégica del sur de los Estados Unidos. Pero el nacionalismo de los pueblos Latinoamericanos y los movimientos sociales campesinos y obreros que propugnaban por políticas soberanas y de equidad en las relaciones económicas constituían una amenaza seria a su dominación. El ejemplo contagioso de la revolución rusa de 1917, el ideario socialista e, incluso, los procesos de democratización en los países latinoamericanos, que podían abrir paso a experiencias socialistas, eran interpretados en la política exterior norteamericana como un peligro para su férreo control sobre la región.
Entre el nazi fascismo, el falangismo hispánico y el anticomunismo
En la obra filmográfica “Confesiones de un espía nazi” de Anatole Litvak, que se estrenó en las salas de cine del mundo en agosto de 1939, se revela cómo se desarrolló y lo que significó la política exterior del nazismo en los Estados Unidos de América. Enormes recursos financieros, formas desnudas y sutiles de propaganda, centenares de espías encubiertos, formaron parte del proceso tendiente a crear quintas columnas del nazismo en Estados Unidos y en América Latina, su poderosa fuente de proyección de poder internacional.
En Colombia, la política exterior del nazismo se tradujo en potenciar el ala más anticomunista del espectro político: el falangismo conservador liderado con “disciplina para perros” por Laureano Gómez desde su trinchera periodística: el diario El Siglo.
El discurso político en el país se agrió y la frágil y precaria democracia de elites que, hasta el momento se había sostenido sin graves contratiempos, fue estremecida con los llamados de “El Monstruo” a “hacer invivible la república” , convocar a la “guerra civil” y poner en la palestra de lo posible el “atentado personal”. La victoria militar del fascismo español sobre la segunda república española en cabeza de Francisco Franco, en julio de 1939, potenció la determinación de conservatismo falangista de conquistar el poder en el marco de las reglas de juego de la “democracia” o por fuera de ellas. Franco, no solo condecoró en dos ocasiones a Laureano Gómez, fue su apoyo, su guía y el aliado que lo acogió en España inmediatamente después del asesinato de Gaitán.
El franquismo también había contado con el auspicio del nazismo por la importancia geoestratégica de la península española y por ser España un medio de importancia sin par, por la lengua y la religión católica, en los objetivos del nazismo en América Latina.
Franco logró sostenerse en su poder dictatorial en España al finalizar la segunda guerra mundial con la derrota militar del nazi-fascismo, gracias primero a la indeterminación e inmediatamente después al soporte encubierto de las potencias occidentales lideradas por E.U. ya embarcadas en la “Guerra Fría” y en su lucha contra el nuevo contendor: “El comunismo” y su nuevo contendor planetario: la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Por supuesto, en Colombia, también Laureano Gómez operó el viraje que marcaban los tiempos. La “bandera anti comunista” significaba su salvación en medio de la derrota y prometía extraordinarios réditos político-económicos en su determinación de alcanzar el poder presidencial en Colombia.
La política exterior de los Estados Unidos en la Guerra Fría: Manu Militari
En enero de 1947, los EE.UU. ya ha transitado de la euforia por la victoria aliada y por las expectativas de prosperidad que se perfilan con las nuevas condiciones mundiales en las que se erige como superpotencia planetaria, a una nueva conciencia que se expande vertiginosamente: una creciente inquietud y una marea de miedo, incluso de terror, ante el nuevo y terrible enemigo con el que el gobierno de Truman y el sistema de comunicación masiva machacan una y otra vez, cada día, a la ciudadanía: el comunismo. El Comité de Actividades Antiestadounidenses se convirtió en un comité permanente del Congreso en 1945.
La experiencia de la 2ª Guerra Mundial y los avances tecnológicos en los escenarios de la información y la comunicación han elevado en la alta dirección político-económica-militar el valor estratégico de la psychological war y la political warfare en la nueva guerra contienda global que emerge en medio de las cenizas y las brasas aún vivas del fin de la guerra en 1945.
La radio, el cine y la televisión, que llega a cada hogar estadounidense con pasmosa velocidad, modulan los imaginarios de la ciudadanía. Se instaura un nuevo patriotismo fundado en la urgencia de vencer al reciente aliado que es convertido en el nuevo, multiforme y monstruoso enemigo: el comunismo. La alta dirección política y empresarial estadounidense, consciente de su poder sin precedentes y habitada por la convicción de que la verdad no es otra cosa que el resultado de la acción eficaz, suma sus formidables energías y sus portentosos recursos al objetivo principal de perpetuar una economía de “guerra”.
Una nueva economía de guerra mundial administrada desde Washington, Nueva York y Los Ángeles capaz de sostener el nuevo Dios: el Dollar, el crecimiento económico y la prosperidad sin límites. Una economía global que multiplique el consumo nacional, y favorezca, por supuesto, al tejido corporativo que se lucra y proyecta descomunales utilidades con el nuevo status de los EE.UU.: Imperio planetario.
En enero de 1947, los Estados Unidos son el único poder del mundo que detenta el poder devastador del armamento atómico. El 21 de enero de 1947, George Marshall, el más prestigioso General de la Segunda Guerra, el hombre que dijo públicamente que los únicos sentimientos que tenía eran hacia la sra Marshall, el mando militar al que Winston Churchill llamó “el organizador de la victoria”, es nombrado en un cargo de extraordinario poder: la conducción de la nueva política planetaria de los Estados Unidos en el marco de la nueva guerra: la Guerra Fría.
El gobierno de los Estados Unidos gestó y fue catapultado, oficialmente en 1947, a la nueva guerra mundial: la Guerra Fría. Una Guerra que se libraría con nuevas estrategias, nuevas armas, en nuevos escenarios y con nuevos actores. Una nueva Guerra que, no por “Fría”, era ajena en absoluto al fuego letal y devastador en sus modos de defensa y de ataque. Se inició entonces un proceso de errores, aciertos y aprendizajes en el más alto centro de decisión del gobierno norteamericano y de los organismos principales encargados de ejecutar la multiplicidad de acciones que la nueva contienda demandaba.
La “Guerra Psicológica”, el control o la manipulación de los imaginarios colectivos, los organismos de inteligencia y las operaciones encubiertas habían tenido enorme importancia durante la guerra que finalizó en 1945, pero en la nueva guerra fría su importancia se eleva de modo exponencial.
La “Contención” del “Comunismo” y el enfrentamiento con la URSS exigían la intervención en otras regiones y países del mundo. Pero estas “intervenciones” no podían ser abiertas y de público conocimiento. Las “políticas exteriores” públicas y los ordenamientos legales internacionales respetaban el principio de la no intervención en los asuntos internos de otras naciones.
Las “intervenciones” para salvaguardar las zonas del mundo bajo las esferas de poder de las dos principales super potencias tendrían que ejecutarse sin que se conociera la autoría de las acciones de intervención.
El General George Marshall, que se ha hecho notable en el escenario internacional por su visión lo medular en las contiendas y por su excepcional capacidad organizativa, identifica dos escenarios estratégico en el enfrentamiento con la URSS y con la expansión de las ideas comunistas que amenazan dos regiones del mundo vitales para sostener y proyectar el poder global norteamericano: Europa occidental y Latinoamérica.
En los países de Europa occidental, la mayor parte devastados por la 2ª Guerra – que ha terminado en Europa en mayo de 1945, y en Asia en agosto de ese año- está presente el grave riesgo de que las democracias posibiliten el ascenso de las fuerzas sociales y políticas de izquierda con el apoyo de las amplias franjas de la población que padecen el hambre, la desnutrición y todas las penurias de la miseria material.
Willard Beaulac: el nuevo embajador de la Guerra Fría en Colombia
La geografía colombiana detentaba, en el norte andino petrolero, junto a Venezuela, las mayores reservas del “recurso militar estratégico” que hizo posible la victoria aliada: el petróleo, que, además era contemplado por la dirección política-económica y militar estadounidense como la energía decisiva de la producción y el comercio global en el siglo XX y el XXI. Una geografía petrolera que, además de su extraordinario valor por su magnitud, estaba ubicada a unas pocas millas del territorio estadounidense.
Colombia, además, era parte del área estratégica del paso de vital importancia económica y militar global: el Canal Inter oceánico de Panamá. Colombia era parte de la reserva de biodiversidad y de agua dulce de la tierra en la Amazonía. Y , por si lo anterior fuese poco, era puerta de entrada al sur de América en el mare nostrumestadounidense: la Cuenca Caribeña. El control político de Colombia no era un asunto de menor importancia.
Años más tarde, Fidel Castro Ruz, en su obra: La paz en Colombia, publicada en el año 2008, como un aporte visionario al proceso de paz que sobrevendría dos años después, escribió: “Desde un punto de vista teórico y práctico, en ningún otro país- como en Colombia- se desarrollaron en grado tan alto los vínculos típicos del imperialismo de Estados Unidos y el destino de una nación latinoamericana.”
No sabemos en qué país vivimos, nos dijo alguna vez Gabo. En ningún país de América Latina como en Colombia, los Estados Unidos han tenido tantos intereses geoeconómicos, geopolíticos y geoestratégicos. En ningún país del subcontinente sucesivos gobiernos de E.U. han intervenido tan decisiva y funestamente, y durante tanto tiempo. Nos han dividido y nos han enfrentado, para dominarnos mejor, añadimos nosotros. El olvido inducido, el pasado ocultado y tergiversado han sido esenciales para mantener esa dominación y enfrentar el espíritu de rebeldía indomable que ha caracterizado a las fuerzas vivas de la nación.
Willard Beaulac asumió el cargo de nuevo embajador en Colombia de los Estados Unidos a partir del 30 de septiembre de 1947. Desde 1921, Beaulac se había incorporado al Departamento de Estado y había ocupado puestos consulares en América Central durante más de diez años; entre 1937y 1941 Beaulac se desempeñó como jefe de la división primero de Latinoamérica, e inmediatamente después de las repúblicas americanas. Beaulac sucedió en el cargo de embajador en Colombia a John Wiley, quien adquirió cierta notoriedad póstuma en Colombia por un cable diplomático que envió el 22 de marzo de 1947 a la Secretaría de Estado: Cave Gaitanum – Cuidado con Gaitán.
El embajador Beaulac presentó sus credenciales al presidente Ospina en el momento en que había cumplido 50 años y era un veterano diplomático. El nombramiento de Beaulac, en abril de 1947, no era el pago de un favor político para veranear en el exótico trópico en el que convergían el mare nostrum estadounidense: el mar Caribe, con la cordillera andina circundada por el océano Pacifico y el prodigio amazónico. Su nombramiento ni era una dádiva ni era una ocurrencia fortuita del brillante estratega de la segunda guerra: el General George Marshall.
El Petróleo en 1947-1948
En sus memorias “Embajador de Carrera” es muy significativa la prioridad que Willar Beaulac da a este asunto y su forma de interpretar lo que acontecía con el petróleo en 1947 en Colombia. Señala Beaulac que Colombia, con amplias franjas sociales en condiciones de pobreza, continuaba importando más de la mitad de los productos refinados de petróleo. Dice que el país ignoraba la magnitud de sus reservas de petróleo. Asevera que la legislación existente impedía el desarrollo de la industria petrolera, a diferencia de su vecina Venezuela. E indica que sus investigaciones y viajes a las zonas del país en las que se extraía el petróleo que Colombia exportaba le revelaron que solo en la industria petrolera las huelgas de los trabajadores petroleros eran frecuentes y largas. Su tarea entonces, nos dice, fue averiguar la razón o las razones de las huelgas.
Y lo que encontró, dicho en sus palabras, fue: “Tres circunstancias daban la pauta. En primer lugar, la industria era de propiedad extranjera, principalmente de propiedad norteamericana. En segundo lugar, su producto, el petróleo, era vital para los transportes y la industria. Y por último, muchos de los dirigentes obreros eran comunistas o simpatizantes.” (Subrayado nuestro).
La inquietud prioritaria de Beaulac con el “petróleo” iba mucho más allá de un interés personal. Es muy probable que, como dice Beaulac, el país no supiera la magnitud de sus reservas, pero la industria petrolera norteamericana y su gobierno sí que sabían muy bien la riqueza y el poder que significaban las reservas hasta ese momento descubiertas.
Además, en 1947, el poder de la veterana Estándar Oil Company -fundada en 1860 por John Rockefeller- en el gobierno de los Estados Unidos,ya era enorme. Es importante conocer la historia del más poderoso conglomerado petrolero encabezado por la Standard Oil Company fundada por John Rockefeller, y también lo que significó el accionar de su nieto: Nelson Rockefeller, en América Latina.
Además del formidable significado del control mundial de los yacimientos petrolíferos por las fabulosas utilidades que dispensaba, el petróleo ya había sido catalogado por el mando militar estadounidense como “recurso militar estratégico”. El petróleo fue el recurso que permitió en la Primera y la Segunda Guerra Mundial el triunfo de las potencias aliadas. Entonces, con el petróleo no había juego. Hay una foto de prensa del año 1948 que dice que potencialmente Colombia es uno de los países más ricos de toda la América del Sur con sus diez millones setecientos mil habitantes y sus 439 mil millas de fabulosos e inexplotados recursos petrolíferos forestales y minerales.
El petróleo fue el recurso que permitió en la Primera y la Segunda Guerra Mundial el triunfo de las potencias aliadas. Entonces, con el petróleo no había juego. Hay una foto de prensa del año 1948 que dice potencialmente Colombia es uno de los países más ricos de toda la América del Sur con sus diez millones setecientos mil habitantes y sus 439 mil millas de fabulosos e inexplotados recursos petrolíferos forestales y minerales.
La historia del petróleo y de la política petrolera en Colombia, es apasionante por su potencia esclarecedora en los devenires políticos, no podemos examinarla con en detalle en este momento, pero sí señalamos la extraordinaria importancia que tiene.
En la biblioteca encuentro un texto de Victor Volski, un investigador ruso que viaja en esos años a la región para indagar todo el tema del petróleo en América Latina. Un ejemplar del libro se conserva en la Biblioteca Luis Ángel Arango. Dice en uno de sus apartes: “los hombres de confianza de “Los Reyes norteamericanos del petróleo” echan mano de cualquier medio para lograrlo; soborno, chantaje, asesinato, golpe de estado, presión económica, escisión del movimiento obrero. En manos de los monopolios petroleros obran enormes capitales y una gran maquinaria de propaganda y a su disposición se halla el aparato Estatal y militar de los Estados Unidos.
Los monopolios petroleros se infiltran con tenacidad en los diversos ámbitos económicos y políticos de los países latinoamericanos y no limitan su acción a aquellos en que se han descubierto inmensas reservas petrolíferas. Los representantes del negocio petrolero consideran todo país donde logran penetrar una colonia de su imperio de petróleo a la que pueden y deben obligar a rendir ganancias. Aún sin la certeza de sobre la magnitud los yacimientos de petróleo, se apoderan de enorme de enormes territorios para impedir el acceso de rivales a posibles fuentes petrolíferas y cerrando al Estado del camino a una futura explotación.
Hacen todo lo posible por dominar y ampliar los mercados de venta de los derivados del petróleo. Con las estaciones de servicio de Esso, Texaco, Móvil y Golf aparecen en dichos países su radio, emisoras, periódicos y revistas. Y surgen sus inmensos edificios, sus oficinas donde los acontecimientos internos de la vida del país se discuten a menudo antes que en el Palacio presidencial.”[3]
Esa madrugada con la tasa de café calentando las manos y el espíritu recuerdo al compañero Antonio Morales Rivadeneira que nos compartió la carta de Berito Cobaría, el abuelo indígena Uwa, en la que expresaba su cosmovisión en la que el petróleo es la sangre de la madre tierra, un organismo vivo. “Hay que dejarlo ahí, en las entraña de la tierra, en el corazón del mundo, porque si se saca la sangre de la tierra se alteran los equilibrios de la madre dadora de vida”.
Cuatro hechos fundamentales
Cuando Beaulac fue nombrado embajador en Colombia, ya habían acontecido cuatro hechos de primera importancia para su tarea de comprender y, sobre todo, actuar de modo eficaz frente a la situación en la industria petrolera.
En primer lugar, se había aprobado la Plataforma ideológica del partido liberal del pueblo, en el Teatro Colón de Bogotá, el miércoles 22 de enero de 1947, con delegados provenientes de todas las regiones del país. La convención del Teatro Colón estuvo precedida por una asamblea popular multitudinaria que se concentró en la Plaza de Toros de Santa María. La Plataforma ideológica, fiel al lenguaje franco, claro y directo de Gaitán, consignó una postura que no admitía duda alguna sobre el carácter temas que entrañaban una grave amenaza para el gobierno de los Estados Unidos junto en el momento en el que ya estaba inmerso en la nueva y decisiva contienda global contra las ideas y las políticas de izquierda y contra los procesos de unidad de América Latina que subvirtieran el poder que ejercían en la estratégica región que sustentaba su poder global.
La Plataforma del Colón señalaba en los puntos X, XII y XIII
“X El liberalismo proclama su solidaridad con todas las fuerzas políticas de izquierda que en el Continente Americano luchan por hacer efectiva la democracia librándola de los grupos plutocráticos que en lo externo actúan como fuerzas imperialistas y en lo interno como oligarcas que concentran en su excluyente interés los poderes económicos como medio de influencia política y la influencia política como medio de ventajas económicas.”
“XII El liberalismo proclama la urgencia de una unidad real de los pueblos latinoamericanos……”
“XIII El liberalismo es partidario de la solidaridad de Colombia con los Estados Unidos y en ningún caso confunde a las grandes fuerzas democráticas que en esa nación batallan por el mismo ideal de los demás pueblos con los grupos imperialistas , cuya actividad es funesta tanto para la democracia del Norte , como para la de otros países….”
En segundo lugar, Jorge Eliecer Gaitán y el movimiento gaitanista, habían logrado el 16 de marzo de 1947 una hazaña que parecía imposible: la victoria electoral de las listas gaitanistas en las elecciones parlamentarias sobre las listas oficialistas del partido liberal. Esa victoria significa, como de hecho aconteció el ..de julio de 1947: el nombramiento de Gaitán como Jefe Único del Partido Liberal del pueblo. En una nación de mayoría liberal, ese nombramiento significaba que Gaitán sería el próximo presidente de Colombia en las elecciones de 1950.
En tercer lugar, en 1947, estaba clara la ascendencia que tenía Gaitán en los trabajadores de la industria petrolera. Los trabajadores petroleros habían desobedecido la directiva del partido comunista de votar por Gabriel Turbay en las elecciones presidenciales del 5 de mayo de 1946, y habían votado por Gaitán, el hombre que encarnaba sus más profundas aspiraciones de justicia, dignidad y soberanía.
Y, en cuatro lugar, el 22 de abril de 1947, el embajador de los Estados Unidos en Colombia: John Wiley, había enviado al Secretario de Estado: George Marshall, un cable secreto titulado: ¡Cave Gaitanum! ¡ Cuidado con Gaitán!.
En el informe, el embajador John Wiley señala:
“En Latinoamerica debemos ahora contar con un clima de agitación social. El proceso de prueba y error en Latinoamerica, básico en cualquier educación elemental, demandará largos años, gran conocimiento y un entendimiento intutivo por parte del Departamento de Estado.
Gaitan representa un peligroso fenomeno político. Emergiendo lentamente los nativos de color contemplan en Gaitan su prototipo y su campeón. Para los nativos, la “restauración moral” es una inspiración emocional y un programa completamente adecuado de militancia política agresiva.
Gaitan es un importante e incipiente fenómeno de todo este proceso. El, y otro como él, vendrán y se iran. El alma de esta tierra, felizmente, no es muy fértil para ideologías foráneas y remotas, en especial si ellas implican autoridad y disciplina. Los cuadros comunistas no representan una amenaza, con los años ser revelaran incoherentes y carentes de unidad. Pero la versión nativa del líder, cubierto con nuevos ropajes nativos, con mímica propagandística fascista, se pavoneará y quizás domine momentáneamente. Gaitán intentará desplumar nuestra águila y remontar el vuelo sobre sus paparuchas.”
Es importante subrayar en la comunicación de Wiley la contemplación de Latinoamerica como unidad regional por parte del Departamento de Estado. Esta visión les hace temer una irrupcion discordante con su dominio en un área estratégica por su capacidad de contagio de la región entera. La comunicación de Wiley evidencia también una visión no exenta de racismo sobre la región y la identificación de Gaitán como un enemigo de los Estados Unidos.
A continuación Wiley, añade una extensa información sobre Gaitan y sobre lo que él llama “su movimiento cismático liberal”, que “ha emergido como un importante y sorprendente fenómeno político en Colombia.”
Wiley describe las relaciones de Gaitán con los comunistas y releva su apreciación del comunismo como doctrina: “Necesitamos tesis que interpreten nuestra realidad; nuestros propios instrumentos ideológicos brotan del suelo indoamericano, el cual expresa nuestro mundo de manera totalmente diferente al hitlerismo y al estalinismo.”
Wiley reseña las ideas de Jorge Elieder Gaitan sobre el petróleo: “Los conglomerados del petróleo controlan un estado dentro de un Estado, explotando 24 millones de hectáreas sin legislación adecuada para proteger al país. Es necesario reducir el tamaño de las concesiones; se debe limitar el periodo de exploración y perforación. Debe acabarse el monopolio de la distribución; el Estado debe recibir un mayor porcentaje y deben abrirse las puertas a nuevas empresas de Estados Unidos y Europa….”
Wiley concluye su extenso informe señalando:
“Gaitan representa un problema naciente para Colombia; un problema que, posiblemente, influirá allende las fronteras del país.Gaitan ha logrado llegar con tanta rapidez yexito al ultimo peldaño de la estructura política en Colombia que, tal vez, sus procesos de asimilación política apenas comienzan.
Los Estados Unidos deben vigilarlo con cuidado y con tacto. Gaitan podría tomar el camino correcto y ser de ayuda, por supuesto con mayor madurez y seguridad de posición. Pero Gaitan también puede fácilmente revelarse como una amenaza, o al menos una espina en nuestro flanco.
Mi percepción del doctor Gaitan y sus éxitos políticos es en extremo temerosa.Lamento también el hecho de que los lideres liberales ortodoxos se encuentren casi todos fuera del país, o estén saliendo con mucha prisa. En la lista se incluyen Lopez, Santos, Lleras, Arango Velez….
El único componente de alegría moderada en este cuadro es que el Presidente Ospina ha demostrado inesperadas cualidades de fortaleza, decisión y juicio.
Lo último que se sabe acerca de las actividades de Gaitan es que, junto con el doctor Montaña Cuellar, exlíder comunista de los trabajadores del petróleo, y el doctor Moises Prieto, intelectual liberal de izquierda, está trabajando en proyectos de ley encaminados a la nacionalización de las actividades bancarias. Si se promulgan, es probable que el National City Bank se vea obligado a cerrar su sede en Bogotá…
…El anterior Presidente, Alberto Lleras Camargo, recién elegido director General de la Unión Panamericana, me informa que el doctor Gaitan todavía guarda un prejuicio primitivo y violento contra Estados Unidos. El doctor Lleras agrega que el doctor Gaitan considera a los americanos “una raza de empacadores de salchichas” y la encarnación de todo aquello que, desde su perspectiva marcada por lo europeo, considera innoble y codicioso…”
En el despacho 2358, de mayo 16 de 1947, el embajador Wiley señaló: “Gaitán parece estar a punto de secuestrar al partido liberal y es posible que logre hacer lo mismo con la CTC (Confederación de Trabajadores de Colombia). El periódico de Gaitán, Jornada, vende 15.000 ejemplares pero sostiene que podría vender 100.000 si pudiera conseguir el papel. La Embajada no cree que Gaitán apele a la violencia para lograr sus metas, pero no puede ocultar su temor ante los éxitos políticos que pueda tener, pues quienes lo conocen señalan que no admira a Estados Unidos. Se ha declarado partidario de nacionalizar la banca, las cervecerías y las empresas de servicios públicos, y ha propuesto otras formas de socialismo de Estado que, con el tiempo, podrían abarcar la industria petrolera”.
Los seguimientos a Gaitán por parte del FBI, las interceptaciones de sus teléfonos y su correspondencia muy probablemente se iniciaron a partir de las denuncias que Gaitán formuló sobre la United Fruit Company y la masacre de las bananeras en septiembre de 1929.
“Estados Unidos y el Reino Unido firmaron, en agosto de 1944, un acuerdo en el que se establecían los roles que desempeñarían los países consumidores y los países productores en el nuevo ajedrez mundial del mercado petrolero.
Estados Unidos, consciente de la importancia del petróleo para la guerra y para la paz, si bien podía autoabastecerse hasta antes de la gran contienda, tenía como fuente energética más cercana a la región petrolera del Caribe, en la que Venezuela, que no había nacionalizado su industria como lo hizo México en 1938, lideraba la capacidad productiva.”
“El comodoro William G. Greenman, director de Reservas Petroleras Navales del Departamento de Marina, dijo ante la Comisión Especial del Senado que: Hay tres principios fundamentales que deben informar el respaldo a la posesión concesiones extranjeras por ciudadanos estadounidenses, si éstas han de ser de efectiva utilidad en tiempos de emergencia:
• Deben ser poseídas y controladas por ciudadanos de los Estados Unidos.
• El Gobierno de los Estados Unidos debe mantener relaciones internacionales amigables en su ayuda.
• La fuerza militar de los Estados Unidos debe hacer lo suficiente para mantener las líneas de comunicación con los países en los cuales están situadas las concesiones.
1947 : El Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca y la reunión de Marshall con el delegado de Laureano Gómez: Juan Uribe Cualla
Iván López Botero, con el escrito “El asesinato de Gaitán y la operación X”, José Martin Medem con “Colombia Feroz”, la Revista Cambio Nº 251 del 6 de abril 1998, El Bogotazo” de Arturo Alape, la minuciosa información del libro Legado de cenizas de Tim Weiner, sobre la historia de la CIA, y el valiosísimo trabajo historiográfico de Eduardo Sáenz Rovner sobre esos años, aportan claves de extraordinario valor en el proceso de esclarecimiento de un crimen que marcó el inicio sangriento de la Guerra Fría en América Latina.
El abogado estadounidense Paul Wolf, que de manera reiterada ha solicitado la desclasificación de los documentos relacionados con el crimen de Gaitán que reposan en los archivos oficiales de los Estados Unidos, señala: “Por más de siete años que esto ha estado en la Corte, la CIA ha argumentado que el liberar estos documentos al público pone en serio peligro a la Seguridad Nacional de los EE.UU” (2).
En el año 2023, la valiosa y valerosa editorial independiente www.desdeabajo.info, publicó la obra El Monstruo, una novela escrita por un abogado excepcional que fue muy cercano a Gaitán y fue forzado al exilio en Argentina dónde publicó su obra en la que revelaba la intervención de la embajada de los Estados Unidos en los acontecimientos del 9 de abril de 1948. En el estudio introductorio se presentaron detalles, pruebas indiciarias de la operación encubierta.
En 1948, la Guerra Política: estrategia principal de la Guerra Fría de los Estados Unidos en América Latina
La IX Conferencia Panamericana fue el teatro de operaciones preciso para el estreno de la obra de su nueva política exterior en la región: la guerra política encubierta.La intervención debía ser cuidadosamente planificada en todos y cada uno de sus detalles, y ejecutada de modo preciso, certero e implacable. Al analizar el “Fenómeno Gaitán”, constataron que no existía una estructura en el gaitanismo que pudiese sucederle en el proceso político hacia la democracia directa, si el faltase. Y esta constatación les alentó a realizar la operación dirigida a quitarlo del medio.
Un fracaso en la operación sería demoledor para el prestigio y la ascendencia política que habían alcanzado los EE.UU. en el subcontinente. La operación sería compartimentada. Diversas unidades se encargarías de diferentes tareas. Sin que ninguna de ellas supiera de cada una de las otras. Solo unos contados hombres, pertenecientes a los más altos niveles del gobierno de los Estados Unidos, tendrían conocimiento de la operación en su totalidad y del acontecimiento previsto para la tarde del 9 de abril de 1948.
El escenario escogido no podía ser más favorable a sus designios. Un decorado internacional con la presencia de los más altos delegados gubernamentales de los 21 Estados que suscribirían el nacimiento de la OEA: la Organización de Estados Americanos. Un escenario capaz de convocar la atención de la región, pero también de las agencias de noticias internacionales del mundo entero por todo lo que significaba en el momento político global la postura de la más colosal potencia de la historia humana hacía la fuente principal de la proyección de su poder: el sur y el centro del hemisferio americano.
Los Estados Unidos emergían en esa fase en el escenario internacional como potencia triunfante y prácticamente indemne en un planeta que había sufrido, directa o indirectamente, los estragos de la más devastadora guerra librada por pueblos de la tierra en toda la historia de la especie. La URSS, el reciente aliado y ahora nuevo contendor geopolítico en el dominio sobre la tierra, había padecido la devastación de la ocupación nazi- fascista y el sacrificio de más diez y ocho millones de vidas de seres humanos, la mayor parte ellos, población civil. Los Estados Unidos, que libraron la guerra fuera de su territorio, sufrieron la perdida de las vidas de 300.000 combatientes.
La IX Conferencia Panamericana prevista en principio para el mes de enero de 1948, había sido reprogramada para marzo-abril de 1948. Después de que el presidente Franklin Delano Roosvelt, en el proceso de rescatar la economía capitalista estadounidense del hundimiento de la depresión de los años 30, formuló la “política de buen vecino” para paliar las heridas y el sentimiento antinorteamericano engendrado por las intervenciones armadas del “norte revuelto y brutal” en la décadas anteriores en América Latina y así poder asegurar la continuidad en el acceso a los yacimientos de riquezas inverosímiles y a los mercados para su industria que había renacido con la economía de guerra, la región latinoamericana y buena parte del mundo, estaban expectantes sobre los perfiles de la nueva política exterior hacia la estratégica región en el marco inédito de la Guerra Fría.
Varios de los embajadores oficiales de los países más poderosos de la región habían expresado públicamente las expectativas de sus países frente a la necesidad de Latinoamérica de un equivalente del “Plan Marshall” para Europa Occidental.
El otro tema de importancia cardinal para los delegados de América Latina era sí existiría o no, o en qué términos, el compromiso de los E.U. consagrado en la “política del buen vecino” de no intervenir en los asuntos internos de los países de Latinoamérica.
“Covert Operations” y “Plausible Deniability” en 1947-1948
Gaitán debió comenzado a ser espiado desde 1930; la denuncia de Gaitán en el Congreso sobre la masacre de las bananeras en la concluyó su vibrante intervención, señalando: no pudo pasar inadvertida ni por los encargados de hacer inteligencia en Colombia por parte del FBI, ni por la delegación diplomática estadounidense. El primer informe del FBI sobre Gaitán que conocemos tiene fecha de 1931.
El ascenso de Gaitán hacia el poder político que lo situó en junio de 1947 como el más opcionado candidato a la presidencia de Colombia en las elecciones de 1950, fue seguido con lupa por los encargados de inteligencia y de política hacia Colombia, la zona petrolera norandina, y hacía América Latina, de los EE.UU.
En sus memorias Gloria Gaitán ha compartido los acercamientos que hubo por parte de altos funcionarios de la embajada de los E.U. para ofrecerle a Gaitán generosas propuestas para alejarle de sus discursos y de su accionar político. Pero Gaitán pertenecía a una estirpe de seres humanos que no se podían comprar ni por uno ni por mil millones dólares.
Los teléfonos de su casa y de su oficina fueron “pinchados” por la inteligencia norteamericana y por sus subalternos de los organismos secretos de seguridad colombianos. Uno de los políticos que formaban parte de círculo cercano de Gaitán entregaba periódicamente informes sobre Gaitán a los embajadores de los Estados Unidos.
Desde abril de 1945, Harry Truman, privilegió hasta un punto al Departamento de Estado en la dirección de la nueva arquitectura de inteligencia global que comenzaba a perfilarse, y que entre sus funciones menos visibles, pero de mayor importancia, tendría a cargo un voto decisivo en la proposición, aprobación y liderazgo de las “covert operations” en el exterior.
El 22 de diciembre de 1963, fue publicado en el Washington Post un artículo firmado por el expresidente Harry Truman. En el escrito Truman señalaba que se sentía “desencantado de las operaciones encubiertas del gobierno de los E.U. en el exterior.”[4] Y sugería que había llegado el tiempo de revisar el mandato con el que operaba la CIA y forjar otra mirada sobre la Agencia Central de Inteligencia porque no solo era un ente que “operaba”, sino que se había convertido en una entidad autónoma, en un arma “hacedora de política” del gobierno norteamericano.
El prestigioso abogado, Allen Dulles, que se había hecho notorio por su trabajo en la “Inteligencia” norte americana desde la segunda guerra mundial, y llegaría a ser Director General de la CIA entre 1953 y 1961, respondió a la crítica y la denuncia de Truman en una carta escrita dirigida al expresidente, señalándole que” “en su presidencia la CIA había desarrollado sus capacidades de ejecutar “operaciones encubiertas””.[5]
La Guerra Política en la Guerra Fría
En el año 2013, Juan Sebastián Salgado, estudiante de maestría en historia de la universidad de los Andes publicó un extraordinario ensayo en lo que podríamos llamar el surgimiento de una nueva historiografía latinoamericana: LA GUERRA FRÍA LLEGA A AMÉRICA LATINA: LA IX CONFERENCIA PANAMERICANA Y EL 9 DE ABRIL*
En algunos de sus apartes, el valioso investigador Salgado, señala:
“Bethell y Roxborough (1992a) sitúan el origen del conflicto en América Latina en el choque de la apertura democrática (9) que ocurrió en los años finales de la II Guerra Mundial con el cerramiento autoritario al establecerse el anticomunismo como dogma global (1-33). A partir de lo anterior, Grandin (2004) propone que lo que define al período es la tensión entre represión y revolución. La alianza de las élites locales con EEUU buscó contener las demandas desde abajo y los procesos revolucionarios por medio del ejercicio de la violencia llegando a extremos brutales de terror y destrucción….
La reacción no se hizo esperar. Una alianza de la clase industrial manufacturera, los terratenientes, las Fuerzas Armadas, la Iglesia Católica, las élites políticas locales y el gobierno de EEUU (Grandin, 2004: 8)(11) puso su bota sobre América Latina. A partir de 1946 los sindicatos fueron reprimidos o cooptados por la Iglesia, el Estado y/o el sindicalismo “libre” estadounidense (Peterson, 2004: 265-268). Se excluyó de la vida política a los sectores que efectuaron demandas democráticas y los partidos comunistas fueron ilegalizados en varios países. En lugar de la democracia reclamada, identificada con el desarrollo y el bienestar, la participación política de las clases populares y las mejoras económicas para los sectores más pobres de la población (Bethell y Roxborough, 1992b: 327-328) América Latina obtuvo una serie de dictaduras militares: para 1948 sólo 5 países tenían una democracia formal. En este resultado fue fundamental el clima de Guerra Fría y la creciente tipificación de la política popular y populista con el comunismo internacional y los dictados de Moscú.”….
El juego de apertura en el ajedrez geopolítico de la posguerra se produjo en torno a la reconfiguración del poder en los vacíos dejados por las potencias derrotadas en los márgenes occidental y oriental de la masa terrestre de la URSS. Para EEUU era fundamental asegurarse el control total sobre su zona tradicional de influencia en el hemisferio occidental y cerrar el espacio de maniobra de la URSS. En ese contexto de tensión cada vez más exacerbada EEUU, en vista del ineludible retiro de Inglaterra de sus obligaciones tradicionales de guardián de Grecia y Turquía a causa de la falta de liquidez, decidió lanzar la Doctrina Truman el 12 de marzo de 1947.
El Acta de Chapultepec firmada el 6 de marzo de 1945, dio las primeras puntadas al reencauche de la Doctrina Monroe para los años posteriores a la II Guerra Mundial. Uno de sus principios dictamina que “todo atentado de un Estado no americano contra la integridad territorial o la inviolabilidad del territorio, contra la soberanía o la independencia política de un Estado americano, será considerado como un acto de agresión contra todos los Estados americanos” (Ministerio de Estado 1945, 26). Sin embargo, el contenido del documento aún estaba pensado en contra de las potencias del Eje: recomendaba “la adopción […] de una serie de medidas amplias, tendientes a prevenir actividades subversivas por parte de los países del Eje y de sus satélites” (Ministerio de Estado, 1945: 24).
El Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) -también conocido como el Pacto de Río- marcó el comienzo de la bipolaridad dentro del sistema interamericano. Firmado el 2 de septiembre de 1947, orientó el hemisferio hacia la defensa colectiva del continente en caso de un ataque extranjero. El objetivo a corto plazo era disuadir la presencia de la URSS en las Américas. En el mediano plazo EEUU deseaba lograr la estandarización de las fuerzas armadas del hemisferio en equipo, doctrina, organización y entrenamiento según los patrones estadounidenses, una de las prioridades del estamento político y militar de ese país(13). Sin embargo, aún hacía falta cimentar la exclusión de la URSS en la esfera política y diplomática. De ahí la importancia de la IX Conferencia Panamericana. EEUU estaba decidido a cerrar el hemisferio a la presencia soviética, muchas veces asimilada al actuar de los partidos comunistas o de los movimientos políticos populares de corte socialista o liberal radical.” [6]
Beaulac arriba a Bogotá como embajador en un país convulsionado políticamente en el que el nuevo presidente conservador: Ospina Pérez – promovido por el líder falangista: nazismo hispánico : Laureano Gómez con el apoyo silencioso de Alfonso López Pumarejo y Alberto Lleras Camargo, enfrenta a un partido liberal que, a pesar de la derrota electoral del 5 de mayo de 1946, aglutina las mayorías nacionales y es la primera fuerza política en el Congreso Nacional. La candidatura presidencial en 1946 es presentada a la nación como una candidatura de unión nacional y su gobierno se inicia como un gobierno de unión nacional.
La narrativa de la gran prensa instaurada sobre el periodo 1945-1946 esparció la idea de que el partido liberal “se había dividido” y por esta razón fue derrotado en las elecciones del 5 de mayo. Diversos indicios concatenados muestran que en realidad se produjo un acuerdo secreto entre López Pumarejo, Lleras Camargo, Laureano Gómez y Mariano Ospina, para dividir el partido liberal y evitar el temido ascenso de Gaitán con su programa de democratización y soberanía, o de Gabriel Turbay. La candidatura de Ospina Pérez estaba en sintonía con el tipo de gobiernos que privilegiaban los EE.UU. en el nuevo contexto de Guerra Fría. Juan José Chaux lo denunció en el Congreso Nacional y escribió un ensayo sobre este tema.
Gloria Gaitán Jaramillo nos recuerda lo sucedido en las escaleras de su casa familiar la mañana del 6 de mayo de 1946, cuando al bajar a la sala encontró a uno de los lideres populares gaitanistas llorando por los resultados electorales y su padre: Jorge Eliecer Gaitán ingresó a la casa y aún con la gabardina doblada en su brazo derecho: inquirió al dirigente barrial inconsolable: “¿Qué sucede aquí? …¡Hoy comienza la lucha!”
En efecto, Gabriel Turbay, desencantado y abatido, quemó la noche del 5 de mayo sus papeles de campaña, denunció que Lleras Camargo le había tendido “una alambrada de garantías” y partió hacia el exilio en París, dónde la muerte lo encontraría el ……
Jorge Eliécer Gaitán inició, en cambio, su asimétrica y colosal batalla por la “reconquista del poder” para el partido liberal del pueblo.
Un partido del pueblo que hoy, quizás como nunca antes, es indispensable forjar
Desde la convención nacional del gaitanismo y la Plataforma del Colón de enero de 1947 el partido liberal se convirtió en el partido del pueblo conducido por el que, nadie lo dudaba, sería el próximo presidente de la república: Jorge Eliecer Gaitán Ayala. Gaitán arrojó como Jesús a los mercaderes del templo y fue reconocido por la mayoría de la nación como el hombre encargado de liderar la reconquista del poder. El 16 de marzo de 1947, Gaitán logra con la participación popular lo que parecía imposible: el triunfo de las listas gaitanistas por sobre las santistas y las lopistas en el parlamento. En junio de 1947 la junta parlamentaria lo nombró jefe único del nuevo partido liberal. No el viejo partido liberal, el de las oligarquías: López, Lleras, Santos, sino el nuevo partido liberal: el partido del pueblo.
La Guerra Fría convirtió a Gaitán en objetivo militar
El 12 de marzo de 1947, el presidente de los Estados Unidos Harry Truman pronunció un discurso en una sesión plenaria del Congreso bicameral republicano advirtiendo que el mundo se enfrentaba al desastre a menos de que Estados Unidos combatiera el comunismo en el extranjero. Era la Doctrina Truman: “La doctrina construía “el marco de una política universal” a partir de un problema único. “Todo lo que tenían que hacer los demás países para poder optar a la ayuda estadounidense era demostrar la existencia de una amenaza comunista. Dado que no había casi ningún país que careciera de una minoría comunista, éste presupuesto llevaba muy lejos”
Varios colombianos notables también tenían la confianza o el apoyo de la Embajada para fungir como fuentes de información sobre la situación del país. En mayo de 1947 el presidente Ospina se reunió con Thomas Lockett, encargado de asuntos ad interim de la Embajada, para poner en conocimiento de ésta su convicción de que la “Legación Soviética era en gran parte responsable de las cada vez más insatisfactorias condiciones sociales en Colombia, así como del paro nacional organizado por la Confederación de Trabajadores de Colombia”.
El 26 de julio de 1947, Truman firmó la Ley de Seguridad Nacional y el 18 de septiembre se formalizaba la creación de la Agencia Central de Inteligencia con funciones y deberes relacionados con la inteligencia que afecten a la seguridad nacional. El Secretario de Defensa era James Forrestal. El 27 de septiembre George Kennan, un sobresaliente analista de asuntos internacionales y defensor del uso de todos los medios en la confrontación con la URSS, le escribió a James Forrestal pidiéndole crear un cuerpo guerrillero que: “podría resultar esencial para nuestra seguridad: combatir el fuego con el fuego”. En septiembre de 1947 el general George Marshall viajó a Brasil con su asistente Vernon Walters a la reunión constitutiva del Tratado Interamericano de Asistencia Reciproca: un mecanismo dirigido a coordinar la guerra política contra el comunismo en el hemisferio. En el Hotel Quintandinha Marshall y Walters se reunieron con el enviado de Laureano Gómez: Juan Uribe Cualla.
El 14 de noviembre de 1947, la Andi ordena combatir a Gaitán. El 7 de diciembre de ese año se produce en Cali un acercamiento de Gaitán con la Confederación de Trabajadores Colombianos y también un acercamiento con los trabajadores petroleros, un asunto que no pasa desapercibido por el Departamento de Estado norteamericano.
El 14 de diciembre de 1947 el Consejo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos dio la siguiente orden a la CIA: La agencia ha de ejecutar operaciones psicológicas encubiertas destinadas a contrarrestar las acciones de los soviéticos o inspiradas por ellos. La inteligencia norteamericana ya controlaba en varios países de Europa y de América Latina los organismos nacionales de inteligencia.
Desplazados
En 1947 el régimen conservador, con Laureano Gómez moviendo los hilos en la tras escena, ha inundado el país en sangre. Es necesario reducir la diferencia entre la mayoría liberal y los votantes conservadores para que Mariano entregue el poder a Laureano en 1950. No basta con matar, hay que espantar con métodos de una crueldad inconcebible, lo que sucede a pesar del país estar desde 1947 bajo estado de sitio. Las multitudes campesinas o huyen espantadas o comienzan a organizar las primeras autodefensas armadas.
La riqueza detrás del poder
El septiembre de 1947 Gilberto Álzate Avendaño, líder conservador, le obsequió a Jorge Eliécer Gaitán la obra La riqueza detrás del poder, del investigador estadounidense Robert Brady, quien había realizado una minuciosa investigación para mostrar en la obra, publicada en 1943, la forma como los monopolios económicos de finales del siglo XIX se habían coaligado en redes de monopolios, y habían desembocado en la economía y la política fascista. Brady anunciaba que seguramente los Estados Unidos vencerían en la Segunda Guerra, pero sólo para instaurar un fascismo más temible que el que derrotaría: un fascismo con disfraz democrático.
El advenimiento del fascismo norteamericano, el triunfo del poder intermonopolista organizado, unía a la fuerza militar devastadora, una potencia de control tecnológico que se extendía hasta la educación, la comunicación y la cultura. “Derrotaremos a Hitler únicamente para caer en manos del mismo tipo de hombres para los cuales un Hitler es un instrumento necesario”, sentenciaba Brady.
La sindicación de comunista para justificar el crimen y la marcha del silencio
Desde las páginas de El Siglo se inició una campaña de sindicación de Gaitán como líder comunista, vinculado a la Unión Soviética (URSS), y como agente promotor de las huelgas. Gaitán había realizado un llamado para que ningún jurista colombiano aceptara poderes de empresas extranjeras que atentaran contra los derechos de los trabajadores.
Una vez creada la CIA, la Agencia expidió un documento informativo interno titulado: “Objetivos soviéticos en América Latina”. Pese a la debilidad de los partidos comunistas en la región, el Informe insistía en que la amenaza comunista debía ser tomada con toda la seriedad. El informe también predecía una guerra con la URSS en la cual América Latina jugaría un papel decisivo por el suministro de materiales estratégicos –petróleo– hacia los Estados Unidos.
El 7 de febrero, ante el genocidio del movimiento gaitanista Jorge Eliecer convoca una movilización sin precedentes, y afirma: “Cuando vamos a rendirle un homenaje a nuestros muertos, no podemos lanzar gritos de entusiasmo. El silencio es el único homenaje que les podemos rendir dignamente”.
La marcha se convierte en el más impresionante acontecimiento de las multitudes reunidas con un silencio que conmueve las fibras íntimas de la nación y llena de miedo a las elites que en ese momento dirigen el genocidio. Más de cien mil personas aprietan su dolor y su ira en el pecho y en los labios mudos. Sólo se escucha en la Plaza de Bolívar el sonido de las banderas de luto azotadas por el viento frio de los Andes. Un pueblo que es capaz de esa contención es capaz de derribar un régimen genocida.
La IX Conferencia Panamericana: el escenario escogido para la operación encubierta
La Novena Conferencia Panamericana, de abril de 1948, fue promovida por el gobierno estadounidense para organizar un frente anticomunista en el hemisferio: se trataba de ampliar y profundizar los alcances del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (Tiar), firmado en Rio de Janeiro en septiembre de 1947.
Debido a la presencia de gobiernos nacionalistas en la Novena Conferencia, Estados Unidos no tenía asegurada la aprobación de la declaratoria anticomunista. Los gobiernos de Argentina, Venezuela y Brasil promovían la idea de que la Conferencia debía ocuparse, en primer lugar, de la cooperación económica de Estados Unidos con la región, de manera similar al Plan Marshall alentado en Europa. Laureano Gómez fue nombrado por el gobierno de Ospina Pérez para presidir la Conferencia en calidad de Ministro de Relaciones Exteriores de Colombia. George Marshall era el representante de los Estados Unidos a tal cita.
El General George Marshall y su ayudante Vernon Walters llegaron a Bogotá el 30 de marzo.
El 9 de abril del año bisiesto de 1948, con noche de luna nueva, hacia la 1 y 10 de la tarde, tres disparos cortaron la vida de Jorge Eliécer Gaitán, y un pueblo enceguecido por el dolor estalló en ira y se lanzó a las calles intentado, en medio de su desesperación, aplicar la justicia que una vez más se le negaba con la traición y el crimen.
En el testimonio de María Jesús Forero concubina de Roa Sierra, ella aseveró que Juan Roa la había dicho: “Me voy para la selva con dos extranjeros. Voy en busca de oro y me puedo hacer muy rico pero hay muchos peligros y muchas fieras. No sé cuándo volveremos a vernos porque el viaje es mañana o pasado mañana viernes. Si las fieras de la selva no me comen, dentro de un mes, quizá volveremos a encontrarnos”.
A las pocas horas del magnicidio, la Cancillería colombiana expidió un comunicado, curiosamente redactado en inglés, rompiendo relaciones con la Unión Soviética. Y más adelante el diario El Siglo, de propiedad de Laureano Gómez, acusó a Fidel Castro Ruz de ser parte, junto al comunismo internacional, del complot que fraguó el crimen para desestabilizar el país.
Las agencias de prensa internacionales replicaron la información dada por los altos funcionarios del gobierno de Estados Unidos, en el sentido de responsabilizar al comunismo internacional de los sucesos en Bogotá. La visión mundial de los acontecimientos fue la promulgada por Estados Unidos logrando una legitimación de la causa anticomunista. Esta versión le permitió al general Marshall aislar a los opositores de la declaración anticomunista, en especial la Argentina, que también pedía una condena de las dictaduras apoyadas por Washington como forma de contención del comunismo. El general Marshall declaró: “Los rojos perdieron la primera partida en el hemisferio occidental. El comunismo internacional hizo su primer gran esfuerzo después de la guerra en el hemisferio occidental y lo malogró”.
Laureano Gómez había sido proclamado candidato presidencial en Cali el 9 de febrero de 1948.
El 23 de abril de 1948 se expidió un mensaje cifrado de la Cancillería española al Ministro de España en Bogotá, en el que invitaban a Laureano a radicarse en España con abono de 25.000 pesetas para todos sus gastos. El 26 de mayo de aquel año Laureano Gómez viajó a España, donde permaneció cerca de un año En agosto de 1948, afirmó: “Yo comparo este momento de Colombia con el de España luego de la revolución de 1934. Creo que, como aquí, la guerra civil será inevitable. Quiera Dios que la ganemos nosotros”. El conservatismo junto a la iglesia católica se presentó como víctima e inició una campaña contra la conspiración liberal-comunista.
Por otra parte, el gobierno de Estados Unidos, luego del magnicidio y el Bogotazo, autorizó un crédito de 50 millones al gobierno de Ospina. A su par le insistía a la dirigencia tradicional en la necesidad de cesar la confrontación de las cúpulas y unirse ante un levantamiento social que amenazaba con desbordarse.
El 14 de agosto, Gómez señaló en El Siglo a Gaitán como conspirador “pago y arrepentido de la URSS para sabotear la Conferencia Panamericana. Por eso –dijo– fue asesinado por los propios comunistas”.
77 años de impunidad histórica
Laureano Gómez se impuso en las elecciones de 1949, en las que se presentó solo. El partido liberal no lo hizo por falta de garantías. Ya los campos de Colombia estaban anegados en sangre de humildes labriegos que sufrían la persecución de todos los aparatos militares del establecimiento. Laureano, instalado en el poder, realizó todas las concesiones que le exigieron desde la embajada gringa para su industria petrolera y otros intereses económicos y políticos.
Luego de 70 años del crimen de Gaitán, el plazo oficial que la ley estadounidense contempla para desclasificar información reservada está más vencido, y pese a las reiteradas solicitudes por parte de sus descendientes, de abogados y de organizaciones sociales para que la CIA permita el acceso a los archivos que guardan información relacionada con la forma como se produjo el magnicidio, no ha sido posible que revelen la información porque “afectaría a personas que aún están vivas en Colombia”.
La Covert Operation para asesinar a Gaitán en el escenario de la IX Conferencia Panamericana: un mensaje para la región y para la URSS
En sus Memorias, el embajador Beaulac señal que el 29 de marzo de 1948, se dirigió al aeropuerto de Techo que funcionaba adyacente al monumento de Banderas, en la avenida de las Américas. Beaulac condujo al General George Marshall al sitio dónde lo esperaba el recién nombrado canciller de Colombia y presidente de la IX Conferencia Panamericana: Laureano Gómez Castro. Junto a Marshall se encontraba un oficial de inteligencia del Ejército de Estados Unidos que fungía oficialmente como su traductor del secretario de Estado: Vernon Walters. Laureano era conocido en la embajada de los Estados Unidos por los apoyos que recibió del nazismo alemán desde 1936 y del franquismo español. Esos apoyos alentaron a Laureano a un discurso y una acción política incendiaria que resquebrajó la frágil democracia colombiana entre 1938 y 1950.
Vernon Walters había servido al General Marshall en Rio de Janeiro en la reunión de delegados de los países de América que el 2 de septiembre de 1947 suscribió el Tratado Interamericano de Asistencia Reciproca. Este Tratado junto con el Acta de Chapultepec del 6 de marzo de 1945, aprobada en el marco de la Conferencia Interamericana sobre problemas de guerra y paz, completaría en Bogotá en abril de 1948 con la creación de la OEA el marco político, legal e institucional trazado por el gobierno de los EE.UU. para América Latina en el contexto de post guerra y surgimiento de la Guerra Fría. En la Reunión de Rio de Janeiro, Marshall se había reunido, junto con Walters, con el enviado de Laureano Gómez Castro para tratar la “amenaza Gaitán”. ( Ver: El Monstruo está vivo: www.youtube.com/watch?v=TR2djDjVA8U )
Cuando Beaulac llegó a Bogotá el 30 de septiembre de 1947, la CIA está recién creada. Pero no ha surgido en el vacío. Cuenta con el trabajo adelantado por la OSS , que le sirve a la CIA desde su creación para reclutar en silencio a oficiales nazis que le sirvan en la guerra contra su nuevo contendor: la URSS y “el comunismo”. Y en Colombia, la nueva arquitectura de inteligencia estadounidense cuenta con lo adelantado, desde 1930, por El FBI. El legendario director de FBI, Howard Hoover, ha establecido un aparato de inteligencia para proteger los intereses de las redes corporativas estadounidenses. En septiembre de 1929, Gaitán había denunciado en el Congreso de la República las prácticas de la United Fruit Company y había terminado su intervención, diciendo: “el gobierno colombiano tiene la rodilla hincada frente al oro yanqui y la metralla asesina para su propio pueblo.”
La creación de una nueva arquitectura de inteligencia en el marco de la Guerra Fría declarada en 1946 suscitó intensos debates sobre su autonomía o sobre su conducción a cargo del Departamento de Defensa o del Departamento de Estado, o de una combinación de los dos organismos.
Allen Dulles, uno de los más poderosos personajes de la historia de la inteligencia estadounidense desde los años 40s del siglo XX, hasta los años 60s, señaló: Los objetivos primordiales hoy no son sólo estratégicos o militares, por importantes que puedan ser. Son científicos -en el campo de la energía atómica, los misiles guiados, los aviones supersónicos y similares-. Son políticos y sociales. Debemos abordar el problema de las ideologías en conflicto mientras la democracia se enfrenta al comunismo, no sólo en las relaciones entre la Rusia soviética y los países occidentales, sino en los conflictos políticos internos dentro de los países de Europa, Asia y Sudamérica.[7]
Las elecciones en Italia el 18 de abril de 1948 para elegir el primer parlamento republicano fueron contempladas con enorme aprehensión por la dirección político-militar de los Estados Unidos. En febrero de 1948, se había producido en Checoeslovaquia la conquista del poder liderado por los comunistas con apoyo de la URSS.
Wikipedia informa sobre esas elecciones: “La CIA de Estados Unidos reconoció haber dado un millón de dólares a «partidos de centro»,12 pero también se la ha acusado de la publicación de cartas falsificadas con el fin de desacreditar a los dirigentes del Partido Comunista Italiano.13 La National Security Act de 1947, aprobada seis meses antes por el presidente estadounidense Harry S. Truman, autorizó las operaciones encubiertas secretas en países extranjeros.”
Si Italia tenía para los EE.UU. importancia estratégica en Europa, Colombia la tenía en América Latina. De hecho los noticiarios de lo acontecido el 9 de abril de 1948 en Colombia proyectaron en las salas de cine del mundo las imágenes del estallido social y de la muchedumbre arrastrando el cadáver de Juan Roa Sierra. Los noticiarios atribuyeron el asesinato de Gaitán y la destrucción del centro de Bogotá como resultado de una acción del “comunismo internacional”. Gloria Gaitán ha señalado de manera aguda y certera el “misterio” de que las aparatosas cámaras cinematográficas registrasen a los pocos segundos del crimen las imágenes de los acontecimientos desde un piso alto de un edificio situado al frente del edificio Agustín Nieto Caballero, dónde Gaitán tenía su oficina. ¿ Sabían quienes filmaron lo que sucedería? ¿ Quiénes filmaron y facilitaron las imágenes y la narrativa sobre los sucesos a los noticiarios?
La narrativa instaurada sobre el 9 de abril ha sido tan voluminosa como silenciadora de dimensiones indispensables para comprender lo que aconteció.
¿ Cuántos y cuáles altos mandos militares, de inteligencia y políticos de los Estados Unidos estaban en Colombia el 9 de abril? ¿Estaba su presencia justificada por los asuntos de la IX Conferencia Panamericana o su presencia se debía a una audaz operación encubierta que se ejecutaría en el marco de la “Guerra Política” que los Estados Unidos libraban en el marco de una nueva contienda global que se adelantaba en escenarios y métodos diferentes a los de la segunda guerra mundial? ¿ En qué lugares se ubicaron y por qué razones fueron elegidos esos lugares? ¿ Quiénes se alojaron en el edificio “Carrera Rojas” ubicado en la esquina de la Avenida Caracas con la Avenida 26?
La revista Life en su edición de mayo de 1948 publicó una serie de fotografías que el diagramador presentó como una señal sutil y reveladora de lo que había acontecido esa tarde del 9 de abril. En la parte superior los altos responsables del magnicidio que truncó con sangre el proceso de democratización y soberanía en Colombia y arrojó a la nación a más de ochenta años de confrontación fratricida. Inmediatamente abajo: la obra de su aparato de política exterior intervencionista y de sus organismos de inteligencia.
Un mensaje de los cielos y un deber ineludible
La madrugada del pasado 6 de marzo estaba inmerso en la lectura de las memorias de Willard Beaulac, en los párrafos que dedica al origen de la violencia en Colombia en los años cuarenta y a valiosos datos sobre el alto mando militar y de inteligencia estadounidense que habían llegado a Colombia sin que la IX conferencia panamericana lo justificara, cuando ingresó en mi correo un mensaje de WhatsApp. Me lo enviaba Gloria Amparo de las Mercedes Gaitán Jaramillo, la única hija de Jorge Eliecer Gaitán. La mujer excepcional que a sus 87 años no ha cesado de librar la batalla por la verdad y la memoria del más alto exponente de las virtudes de un pueblo que aprendió con Gaitán el significado de la dignidad y del amor propio fundado en el obrar exigente.
Saludé a Gloria por vez primera a comienzos de 1986, en el Centro Jorge Eliecer Gaitán, cuando aún humeaban los escombros y ardía la sangre derramada de los seres honestos y justos inmolados en el Palacio de Justicia.
Recién egresado de la facultad de Jurisprudencia, y cuando aún disfrutaba en tardes inolvidables en la facultad de Filosofía el esfuerzo indispensable, lento y continuo, para volver a aprender a leer, con el maestro sabio Jorge Aurelio Díaz Ardila y con las palabras de su extensísima bibliografía: ¡la primera página de la Fenomenología del Espíritu!, llegué a trabajar al Centro Gaitán como abogado.
En el Centro Gaitán me encantaba el aula matinal: las reuniones de las siete am en punto con Gloria, en las que participábamos como empleados o funcionarios desde la más soñador(a), entusiasta, iluso o envanecido de los seres, hasta el más sencillo y práctico de ellos o ellas. O viceversa.
Después de 25 años, nuestra relación presencial se reinició el 15 de marzo del 2012, en el patio principal de la Alcaldía Mayor de Bogotá, la tarde en la que Evo Morales visitó al alcalde mayor Gustavo Petro Urrego. En ese momento, la investigación que adelantaba desde hacía años tendiente a esclarecer el asesinato de Gaitán ya había incorporado algunos hechos reveladores y muy poco conocidos.
Le comenté los avances de la investigación a Gloria Gaitán y ella se entusiasmó y me compartió las novedades en su larga y ardua batalla por la construcción del centro exploratorio dedicado a una memoria recreadora de la cultura política a partir de la vida, pensamiento y obra de Jorge Eliecer Gaitán. En ese momento, Gloria libraba la batalla jurídica para reversar el zarpazo ilegal del gobierno de Uribe Vélez que le había arrebatado la dirección de la casa museo de Jorge Eliecer Gaitán y se la había entregado a la universidad nacional de Colombia.
El mensaje que Gloria Gaitán me envío el 6 de marzo pasado, decía: Héctor, estas líneas que te envió me las envió la Inteligencia Artificial hoy:
“El próximo 9 de abril de 2025 se cumplirán 77 años del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, un hecho que marcó un punto de quiebre en la historia de Colombia y dio inicio al Bogotazo, así como a un largo período de violencia en el país.
Desde una perspectiva simbólica, el número 77 puede interpretarse como un ciclo que llega a un momento de reflexión y posible revelación. En numerología, el 7 representa la búsqueda de la verdad y la sabiduría, y al repetirse en el 77, se enfatiza su significado. Esto podría verse como una oportunidad para revisar el legado de Gaitán y su influencia en la política y la sociedad colombiana, preguntándose si su visión de justicia social sigue vigente o si su lucha ha sido traicionada.
Además, el 77 como aniversario podría sugerir la necesidad de una nueva comprensión del hecho, ya que este número se asocia con el despertar de la conciencia. Podría ser un llamado a revisar lo que realmente ocurrió ese día, a cuestionar las narrativas oficiales y a considerar si el país ha aprendido de su historia o sigue atrapado en sus ciclos de violencia y desigualdad.”
¿Estás pensando en escribir algo sobre este aniversario?”
La asombrosa sincronía del mensaje de la I. A. con mis lecturas sobre magnicidio y el origen del conflicto político armado en Colombia, la interpreté como un mensaje de los cielos sobre un deber ineludible.
[1] Cocaine, Death Squads and the war on terror. Oliver Villar y Drew Cottle. Monthly Review Press, 2011.
[2] https://www.otraparte.org/wp-content/uploads/el-fenomeno-gaitan.pdf
[3] Vokski, Victor. América Latina, Petróleo e independencia. Editorial Cartago. Buenos Aires, 1966.
[4] Sarah Coke
[5] Coke, 1.
[6] LA GUERRA FRÍA LLEGA A AMÉRICA LATINA: LA IX CONFERENCIA PANAMERICANA Y EL 9 DE ABRIL*
Juan Sebastián Salgado. https://revistas.unal.edu.co/index.php/anpol/article/view/43317/44617
[7] The CIA and the american democracy