El 21 de agosto de 2025, un helicóptero Black Hawk de la Policía Nacional fue derribado en la vereda Los Toros, cerca de Amalfi, Antioquia, mientras realizaba labores de erradicación de cultivos ilícitos. El ataque, perpetrado por disidencias de las FARC, dejó un saldo devastador: trece policías fallecidos y una tragedia que marcó el país. Solo uno sobrevivió: el patrullero Diego Alejandro Herrera, guía canino especializado en detección de explosivos.
Desde su hogar en Chicoral, Tolima, Herrera relató los momentos de terror vividos durante una entrevista en el programa El Radar de Blu Radio. Con voz entrecortada, recordó que el ataque comenzó apenas veinte minutos después de su aterrizaje en la zona: llegó a las 10:00 a.m., el hostigamiento comenzó a las 10:20 a.m., y la explosión ocurrió a las 10:40 a.m..
Herrera se encontraba dentro de una zanja, herido y bajo fuego, mientras sus compañeros defendían la posición esperando la llegada de ayuda. A pesar de los protocolos —inspecciones previas con guías caninos y técnicos en detección de explosivos—, la aeronave explotó al despegar, sin que hasta ahora se defina el origen exacto de la detonación.
En medio del caos, fue rescatado por su compañero, el patrullero Fabio Gallego, al que denomina “mi angelito”. Gallego lo sacó de la zanja, lo llevó a un punto seguro y lo sostuvo con vida hasta que llegaron los enfermeros.
Herido en la muñeca y en la pierna, Herrera asegura que lo más doloroso es la ausencia de sus colegas: “ño a mis segundos hermanos, a mi segunda familia. Sé que desde el cielo nos siguen protegiendo”.
En un testimonio de profunda espiritualidad, Herrera describió el suceso como “un milagro de Dios”, enfatizando que fueron las oraciones de su familia las que lo salvaron.
Este relato no solo muestra la brutalidad del ataque, atribuido al Frente 36 de las disidencias de las FARC, sino también la humanidad, resistencia y fe de uno de sus pocos sobrevivientes.
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