Cuando envejecer mata: el alza brutal de muertes por trastornos mentales en Colombia El informante

En Colombia, las defunciones atribuidas a trastornos mentales y del comportamiento han experimentado un crecimiento dramático en los últimos años, en paralelo al envejecimiento poblacional del país. De acuerdo con datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), el número de muertes registradas por estas causas pasó de 328 en 2008 a 6.593 en 2024, lo que representa un aumento cercano al 1.910 % o un multiplicador de veinte veces.

Este fenómeno no puede explicarse por un solo factor, advierten especialistas. La conjunción de mayor esperanza de vida, mejor capacidad diagnóstica y cambios sociales ha llevado a que las enfermedades mentales asociadas al envejecimiento cobren mayor protagonismo en las estadísticas de mortalidad.


1. El rol del envejecimiento demográfico

Colombia atraviesa una transición demográfica marcada por una reducción sostenida de la natalidad y un aumento de la proporción de personas mayores. En 1964, apenas el 4,9 % de la población tenía 60 años o más; en 2024, ese porcentaje se ha elevado a cerca del 15 %.

Este cambio en la pirámide poblacional lleva a que el “pool” de riesgo para enfermedades típicas de la vejez como el Alzheimer y otras demencias se expanda de manera exponencial. A medida que más personas alcanzan edades avanzadas, aumentan las probabilidades de que alguna forma de deterioro cognitivo o trastorno del comportamiento emerja.

Según el informe técnico Boletín técnico: Personas mayores del Ministerio de Salud, el 80 % de las personas mayores en Colombia se concentra en 12 departamentos más Bogotá, lo que indica que la presión del envejecimiento está geográficamente focalizada.


2. Las causas detrás del aumento en muertes

Para entender este fenómeno complejo, es necesario desagregar los factores que confluyen:

  • Mayor diagnóstico y mejor registro
    Es probable que una parte del aumento se deba a mejoras en el sistema de salud, mayor acceso a servicios diagnósticos y mejor registro de causas de muerte. Lo que antes podía quedar subregistrado ahora aparece reflejado en las estadísticas oficiales.
  • Predominio de Alzheimer y demencias
    El 65,9 % de los fallecimientos se asocian al Alzheimer, mientras que otro 28,6 % se atribuyen a otras demencias. Solo una fracción menor (2,4 %) corresponde a trastornos derivados del consumo de sustancias psicoactivas. Esto confirma que la carga está centrada en las patologías propias del envejecimiento cognitivo más que en otras formas de enfermedad mental (por lo menos en las muertes registradas).
  • Desigualdades de género y sociales
    Las mujeres mayores muestran riesgo más alto de diagnóstico: por cada hombre diagnosticado con Alzheimer, hay dos mujeres diagnosticadas, una proporción que duplica el promedio internacional de 1,3 a 1. Expertos señalan que esta diferencia puede estar ligada a factores estructurales como menor escolaridad histórica entre mujeres mayores, desigualdades en acceso educativo y condiciones de vida, además de roles sociales que pueden revelar antes los déficits cognitivos (por ejemplo, por tareas domésticas o de cuidado).
  • Factores de vulnerabilidad acumulada
    Muchos adultos mayores han vivido en contextos de pobreza, violencia, exclusión social, privaciones educativas y acceso limitado a servicios de salud durante décadas. Estas condiciones acumuladas inciden en la vulnerabilidad biológica y cognitiva en la vejez.
  • Barreras en el acceso a atención especializada
    En las regiones más alejadas o periféricas del país hay grandes brechas de servicios de salud mental. El subregistro en esas zonas podría estar ocultando muertes no identificadas como trastornos mentales. mente, existen factores socioculturales y estigmas que dificultan la búsqueda oportuna de atención psicológica o psiquiátrica.

3. La carga real: prevalencia y problemas no fatales

Aunque las muertes son el extremo más visible, la verdadera dimensión del problema está en los casos no mortales: la discapacidad, el sufrimiento psicológico, la dependencia familiar y el costo para el sistema de salud.

Según la encuesta SABE Colombia, alrededor del 41 % de los adultos mayores presenta síntomas depresivos —una cifra elevada comparativamente en Latinoamérica.

Además, trastornos de ansiedad, depresión y deterioro cognitivo son ampliamente reconocidos como los más comunes en población envejecida, de acuerdo con estudios nacionales e internacionales.

A nivel global, la Organización Mundial de la Salud estima que los trastornos mentales en adultos mayores representan el 10,6 % del total de años vividos con discapacidad (AVAD) en ese grupo etario.


4. Impactos sociales y retos del sistema de salud

El repunte de muertes por trastornos mentales en una población envejecida genera múltiples desafíos:

  • Demanda de atención especializada y servicios de cuidado
    Se requieren redes de atención en salud mental geriátrica, residencias de cuidado, capacitación de profesionales, servicios comunitarios, telepsiquiatría y equidad territorial.
  • Presión sobre los sistemas de pensiones y financiamiento público
    A medida que la población mayor crece, la sostenibilidad del sistema de pensiones y la carga fiscal se vuelven más complejas, especialmente si la calidad de vida de los mayores no se protege.
  • Necesidad de políticas integrales de prevención
    Es fundamental fortalecer los programas de envejecimiento saludable, detección temprana, inclusión social y educación continua, así como combatir el estigma asociado a la salud mental.
  • Coordinación sectorial
    El problema no es solo del sector salud: requiere coordinación con políticas sociales, educativas, de vivienda, cultura y programas para la vejez.

Conclusión

El fenómeno no debe interpretarse como un simple resultado del envejecimiento poblacional, sino como la manifestación de múltiples fallas estructurales: desigualdad social, insuficiente cobertura de salud mental, inequidad territorial, estigmas y un sistema de cuidado no preparado para una sociedad que envejece aceleradamente.

El país enfrenta una encrucijada: responder con políticas públicas efectivas, fortalecer los servicios de salud mental para mayores y promover una cultura de envejecimiento digno, o dejar que estas muertes sigan creciendo sin visibilidad real.

Si quieres, puedo ayudarte a localizar el reporte original del DANE, las gráficas completas o propuestas de intervención en Colombia.

5

Compartir :