El anuncio del exalcalde de Medellín, Daniel Quintero, de no participar en la consulta presidencial del Pacto Histórico ha generado un fuerte remezón dentro del movimiento progresista. Su decisión, que sorprendió incluso a algunos de sus aliados, abre un nuevo escenario político en el que los precandidatos deberán replantear sus estrategias para mantener la cohesión interna y definir quién representará al bloque en las elecciones de 2026. Quintero argumentó que su salida busca “evitar divisiones” y priorizar la unidad del proyecto transformador que lidera el presidente Gustavo Petro.
Sin embargo, su renuncia también deja preguntas abiertas sobre el futuro del sector independiente dentro del Pacto. Analistas advierten que Quintero representaba un liderazgo territorial con alta capacidad de movilización, especialmente en Antioquia y el Eje Cafetero, donde su influencia podría haber resultado determinante. Su salida podría fortalecer a figuras como Gustavo Bolívar o Alexander López, pero también incentivar nuevas candidaturas de sectores inconformes con el rumbo del gobierno y del movimiento oficialista.
En medio de la incertidumbre, el Pacto Histórico enfrenta el reto de mantener la unidad frente a una oposición fortalecida y un electorado que muestra señales de desgaste. La decisión de Quintero no solo cambia el panorama de la consulta, sino que evidencia las tensiones internas entre los distintos sectores que componen la coalición. Mientras unos llaman a la prudencia y al diálogo, otros piden acelerar las definiciones para evitar que la dispersión de liderazgos debilite al proyecto político más importante del progresismo colombiano en los últimos años.
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