Nueva York y Washington. 29. Abril de 2025. En los primeros 100 días del segundo mandato de Donald Trump, sus opositores afirman que no solo es preocupante que la economía nacional se mantenga, sino también el estado de un sistema diplomático y económico que se ha visto severamente afectado a nivel mundial. Estos críticos sostienen que las decisiones y políticas impulsadas por Trump durante este tiempo han tenido repercusiones significativas en la percepción global de los Estados Unidos.
Para conmemorar sus 100 días en el cargo, el lunes, firmó nuevas órdenes ejecutivas que afectan los derechos de los inmigrantes y que impusieron medidas severas sobre la migración. Esto incluyó la presión sobre cientos de funcionarios judiciales y expertos encargados de los informes sobre los efectos del cambio climático en el país. La prioridad del gobierno parece ser enfocada en disuadir cualquier forma de inmigración indeseada, lo que ha llevado a la detención y enjuiciamiento de personas consideradas indocumentadas.
El martes, Trump celebró este hito con un polémico discurso en Michigan, donde calificó a los migrantes como «monstruos» y acusó al Partido Demócrata de tener compasión hacia individuos que, según él, representan amenazas a la nación. Afirmó que sus políticas han reducido a casi cero la llegada de inmigrantes indocumentados, subrayando que sus aranceles contribuirían a una baja en precios y permitirían a la mayoría de la población reducir sus impuestos. Sin embargo, la validez de estas afirmaciones sigue siendo cuestionada por varios analistas económicos.
Las órdenes ejecutivas y las iniciativas formuladas durante estos primeros cien días han sido en gran parte controvertidas. Han incluido medidas militares en la frontera y han dado lugar a más de 1,500 acusaciones en contra de aquellos que se oponen a su gabinete. Algunos de los enfrentamientos legales más notorios incluyen acciones contra jueces y abogados que han desafiado su autoridad. En un incidente notable, se arrestó a un juez en Wisconsin con la acusación de ofrecer asistencia a inmigrantes indocumentados para eludir las autoridades. En consecuencia, la Corte Suprema de Wisconsin suspendió al juez implicado.
A pesar del gran número de órdenes ejecutivas emitidas —un total de 142 hasta la fecha—, queda claro que estas acciones no han logrado promover reformas o legislar cambios significativos. Aunque Trump controla ambas cámaras del Congreso, su administration ha promulgado la menor cantidad de leyes en tres décadas, con un total de solo cinco nuevas leyes. Además, ha enfrentado más de 200 demandas que cuestionan la legalidad de sus decisiones, muchas de las cuales han sido suspendidas o anuladas por los tribunales.
La Casa Blanca se ha visto envuelta en críticas y desencanto, ya que las cifras de deportaciones no alcanzan las proyecciones esperadas, generando desconfianza en su administración. Muchos economistas advierten sobre la posibilidad de una inminente recesión, mientras que Trump continúa insistiendo en que el costo de productos básicos, como el huevo y la gasolina, se reducirán en beneficio de todos los consumidores.
A pesar de sus proclamados «logros», la aprobación de Trump ha caído a niveles históricamente bajos. En una reciente encuesta de Washington Post/ ABC News, solo logró un 39% de aprobación, la cifra más baja para un presidente en los primeros 100 días en ocho décadas. Este descenso refleja no solo una desaprobación de su forma de gestionar, sino también de su enfoque en asuntos primordiales como la economía, los aranceles y la migración.
Concluidos estos primeros 100 días, surge el debate en torno a si el gobierno de Trump cuenta con una estrategia clara y efectiva para transformar el país o si simplemente se basa en un enfoque más personal que institucional bajo un gabinete que algunos consideran el menos capacitado en la historia reciente. Esto plantea la cuestión de si la etiqueta «fascista» es adecuada, dado el contexto ideológico que implica. Sin embargo, el núcleo del conflicto radica en la percepción de su gobierno, que algunos critican por parecer un Reality show, donde cada decisión se orquesta como parte de un espectáculo mediático en el que Trump es el protagonista indiscutido.
Sin duda, Trump ha desafiado normas y principios democráticos al consolidar poderes ejecutivos, desafiando órdenes judiciales y buscando reconfigurar el equilibrio de poderes en la democracia estadounidense. Las justificaciones para sus acciones, como su cita de Napoleón sobre la defensa del país o su reivindicación de «emergencias» que le otorgan poderes extraordinarios, han generado una intensa polarización.
La incertidumbre persiste respecto a si podrá llevar a cabo lo que muchos críticos consideran un asalto a la democracia en Estados Unidos, principalmente porque no ha habido cambios significativos en la opinión pública durante estos primeros 100 días. Al mismo tiempo, se han avivado brotes de resistencia en las calles, así como en sectores de la economía nacional. Las manifestaciones coordinadas en cientos de ciudades han mostrado una descontento generalizado, y han surgido voces que llaman a una «rebelión» contra lo que consideran un régimen autocrático.
«El presidente persistirá en su ataque hasta que sienta la resistencia de la gente que ya no tolerará este enfoque», concluye David Remnick, director de Neoyorquino. Así, mientras Trump celebra sus 100 días, la nación parece estar dividida y en tensión, esperando a ver qué próximos pasos se darán en esta dinámica política y social que sigue en evolución.
Pasaron 100 días, pero la lucha se extiende más allá, con la sociedad observando y participando de manera activa.