La British Broadcasting Corporation (BBC) atraviesa una de sus mayores crisis institucionales en décadas. El domingo 9 de noviembre de 2025, el director general, Tim Davie, y la máxima responsable de noticias, Deborah Turness, presentaron su dimisión simultánea, tras verse envueltos en una polémica por la edición de un documental sobre el expresidente estadounidense Donald J. Trump que, según diversos informes internos y medios británicos, habría distorsionado partes de un discurso pronunciado por Trump en el contexto del asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021.
Antecedentes
La crisis se desencadenó a raíz de la filtración de un informe interno redactado por Michael Prescott, exasesor de los Comités de estándares de la BBC, en el que se acusaba a la corporación de fallos graves en la cobertura informativa: entre ellos, una edición aparentemente engañosa del programa Panorama que mezcló fragmentos de un discurso de Trump para dar la impresión de que instaba directamente a los manifestantes a marchar hacia el Capitolio y “pelear como el infierno”.
El documento revelaba además acusaciones sobre la cobertura de la guerra de Gaza y cuestiones relacionadas con los derechos transgénero, como ejemplo de un patrón de “sesgo serio y sistémico” en la BBC.
La edición polémica
El episodio en cuestión del programa Panorama, titulado “Trump: A Second Chance?”, fue emitido justo antes de las elecciones presidenciales de EE. UU. en 2024. Según los informes, la BBC habría “cortado” –o mezclado– distintas secciones del discurso de Trump del 6 de enero de 2021 para que pareciese que él decía: “We’re going to walk down to the Capitol … and we’ll fight like hell”, sin que ese fragmento hubiese sido emitido de ese modo en su contexto original.
En la realidad, esa frase combinada había sido separada en el discurso –una parte al inicio, otra parte casi una hora después– y Trump había declarado en otro momento: “to peacefully and patriotically make your voices heard”.
Reacciones y consecuencias
La reacción fue inmediata. La Casa Blanca, por medio de su portavoz Karoline Leavitt, calificó a la BBC de “100 % fake news” (noticias falsas al 100 %) y la tildó de “máquina de propaganda”.
El propio Donald Trump reaccionó en la plataforma Truth Social acusando a la BBC y a sus directivos de ser “personas muy deshonestas que intentaron influir en una elección presidencial”.
Dentro del Reino Unido, la dimisión de Davie y Turness marca un giro drástico en la dirección de la emisora pública. Davie, que llevaba al frente de la BBC desde 2020, en su carta de renuncia señaló que la decisión era “enteramente mía” y que aceptaba “como directorgeneral que tengo que asumir la responsabilidad última” por los errores. Asimismo, dijo que la controversia había contribuido a su decisión.
Por su parte Turness indicó que “la controversia continua” alrededor del documental había llegado a un punto “en el que está causando daño a la BBC – a una institución que amo” y como responsable máxima de noticias afirmó: “Here the buck stops with me” (Aquí la responsabilidad recae en mí).
Impacto institucional
Para la BBC, esta crisis llega en un momento clave: la renovación de su carta real (Royal Charter) está próxima, y el debate público y político sobre el futuro del servicio de radiodifusión pública en el Reino Unido estaba ya en marcha.
Los comités parlamentarios de Cultura, Medios y Deporte del Parlamento británico han exigido explicaciones, y diversas voces han planteado que este momento podría servir para reformar la BBC o incluso replantear su financiación mediante la tasa de licencia televisiva.
Qué sigue
El reto inmediato para la BBC será encontrar sucesores adecuados para ambos cargos –director general y directora ejecutiva de noticias– en un entorno de alta tensión política y mediática. Además, la corporación deberá restaurar la confianza del público: tanto en Reino Unido como internacionalmente se cuestiona la imparcialidad y la ética de la BBC.
También deberá responder formalmente a la acusación de haber manipulado contenido, y revisar sus procesos editoriales, de control interno y de estándares de imparcialidad. En su renuncia, Davie subrayó: “La BBC no es perfecta y siempre debemos estar abiertos, transparentes y rendir cuentas”.
Conclusión
La salida de los dos máximos responsables de la BBC representa un terremoto en el ámbito del servicio público de radiodifusión británico. Más allá de la controversia puntual de la edición del documental sobre Trump, lo que está en juego es la credibilidad de una institución que durante décadas se ha considerado referente mundial en periodismo público. ¿Podrá la BBC reinventarse y recuperar esa confianza? Esa es ahora la pregunta clave tanto para Londres como para su audiencia global.
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