‘El Valle no se frena’: rifirrafe entre Petro y Dilian Toro por tren para Cali y Jamundí El informante

El reciente desencuentro entre el presidente Gustavo Petro y la gobernadora del Valle del Cauca, Dilian Francisca Toro, ha reavivado la tensión política en la región por el futuro del proyecto del Tren de Cercanías del Valle del Cauca. Lo que comenzó como un conflicto técnicofinanciero ha derivado en un rifirrafe personal y de alta carga simbólica para los actores involucrados.

Contexto del proyecto

El Tren de Cercanías del Valle del Cauca es una obra de infraestructura clave para la movilidad de la región suroccidental de Colombia. Según datos técnicos, el sistema ferroviario proyectado contaría con aproximadamente 73,4 km de vías, varias líneas que conectan a la ciudad de Cali con municipios como Jamundí, Palmira y Yumbo.
La gobernación regional y los municipios implicados habían avanzado en la financiación de aproximadamente el 30 % del coste con recursos propios o regionales, a la espera de que el Gobierno Nacional asumiera el resto (cerca del 70 %).
Se estimaba que de firmarse el convenio de cofinanciación antes del 8 de noviembre de 2025, se podría abrir licitación en febrero de 2026 para comenzar obras en la segunda mitad dicho año.

El desencuentro

El detonante de la polémica fue la decisión del Gobierno Nacional de no firmar el acuerdo de cofinanciación para el proyecto dentro del plazo señalado, argumentando que algunos congresistas del Valle habrían hundido la ley de financiamiento, lo cual, según el presidente Petro, impedía que el monto destinado al tren fuese asumido antes de que venciera la vigencia de la ley de garantías electorales.
Petro escribió en su cuenta de X:

“¿Acaso parte de la bancada vallecaucana no hundió la ley de financiamiento, una y dos veces? Por tal razón, debo priorizar la salida al mar de los centros de producción nacional. El ferrocarril de pasajeros y carga Buenaventura/Yumbo va adelante…”
En respuesta, la gobernadora Dilian Toro acusó al presidente de “venganza política” contra la región vallecaucana y le afirmó que, “a pesar de tu postura antivallecaucana… el Valle no se frena”.

Consecuencias y reacciones

La negativa del Gobierno Nacional pone en riesgo el cronograma del proyecto: sin la firma del convenio, se retrasa la apertura de la licitación, lo que podría aplazar el inicio de las obras uno, dos o incluso tres años más.
Los gremios de la región —como el Comité Intergremial y Empresarial del Valle (CIEV)— advirtieron que “castigar a una región frenando el tren de cercanías por diferencias políticas es castigar la calidad de vida de su gente”.
Por su parte, el Gobierno respondió que su preferencia por el proyecto del Ferrocarril del Pacífico, que conectaría el ValleBuenaventuraYumbo con carga y pasajeros, está basada en la necesidad de salida al mar para el centro de producción nacional. Eso sí, la gobernadora rebatió que dicho proyecto aún “no tiene estudios técnicos” suficientes como para su financiamiento inmediato.

Implicaciones políticas

Este episodio revela una tensión política más amplia: por un lado, la región siente que sus promesas de campaña no se están cumpliendo; por otro, el Gobierno argumenta que la región obstaculizó su propia financiación mediante decisiones del Congreso. La gobernadora Toro lo resumió así:

“Usted les está incumpliendo a los vallecaucanos sus compromisos de campaña, echando mano de mentiras… El Valle se merece el tren de cercanías.”
En ese sentido, la disputa supera lo técnicofinanciero y se convierte en símbolo de la relación entre el poder central y las regiones del país, especialmente cuando una obra emblemática para movilidad y equidad regional queda sometida a dinámicas políticas.

¿Qué sigue?

  • La gobernadora ha anunciado que explorará alternativas de financiación, como alianzas públicoprivadas (APP) o banca multilateral, para que el proyecto no quede fuera de la agenda.
  • El Gobierno deberá decidir si reconsidera la cofinanciación del tren vallecaucano o reafirma su apuesta por el Ferrocarril del Pacífico.
  • Desde la región, queda estimular la articulación técnica, logística y política para asegurar que el proyecto pueda presentarse fortalecido ante cualquier aprobación futura, y mantener la presión para que la promesa de movilidad se concrete.

En resumen, lo que parecía una cuestión de recursos se transformó en un choque de voluntades y símbolos: prometido por la campaña, gestionado por la región, y frenado por el Gobierno. La interrogante que queda: ¿terminará avanzando el Tren de Cercanías del Valle del Cauca o quedará otro proyecto postergado en el tablero nacional?

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