Canadá sacrifica más de 300 avestruces en medio de una batalla legal y controversia internacional El informante

La noche del jueves marcó el trágico final para más de 300 avestruces en una granja de la Columbia Británica, tras meses de disputas legales y una ola de indignación internacional. Los animales fueron sacrificados por orden de la Agencia Canadiense de Inspección de Alimentos (CFIA), después de que se detectaran casos de gripe aviar (H5N1) en el establecimiento.

El sacrificio se llevó a cabo en la Universal Ostrich Farms, en la localidad de Edgewood, luego de que la Corte Suprema de Canadá rechazara un último intento de los propietarios por detener la medida. Las autoridades confirmaron que la operación se realizó durante la noche, siguiendo los protocolos de “depoblación humanitaria” establecidos para evitar la propagación del virus.

Una batalla judicial sin precedentes

La familia Pasitney, propietaria de la granja, había librado una prolongada batalla legal desde diciembre de 2024, cuando dos aves dieron positivo a gripe aviar. La CFIA determinó que la única manera de garantizar la bioseguridad era eliminar por completo la bandada, que contaba con alrededor de 330 ejemplares.

Los Pasitney, sin embargo, argumentaron que la mayoría de las aves estaban sanas y que el grupo podía tener valor científico para investigar una posible inmunidad natural al virus. El caso escaló rápidamente hasta la Corte Suprema, que finalmente validó la autoridad de la CFIA para proceder con el sacrificio.

Intervención internacional y polémica política

El conflicto trascendió las fronteras de Canadá. Diversas figuras públicas de Estados Unidos, entre ellas Robert F. Kennedy Jr., el doctor Mehmet Oz y el multimillonario John Catsimatidis, se pronunciaron en defensa de la granja. Kennedy propuso convertir el rebaño en un proyecto de investigación sobre resistencia viral, mientras que Oz ofreció trasladar las aves a su finca en Florida.

Aunque ninguna de estas figuras tenía jurisdicción en Canadá, sus intervenciones impulsaron un movimiento de apoyo en redes sociales y atrajeron a activistas contrarios a las políticas sanitarias del gobierno canadiense. En Edgewood, decenas de personas se manifestaron en las afueras de la granja, generando tensiones con las autoridades y la comunidad local.

El sacrificio y las reacciones

De acuerdo con un comunicado oficial de la CFIA, el sacrificio fue ejecutado “bajo supervisión veterinaria y conforme a estándares internacionales de bienestar animal”. La agencia sostuvo que la medida era necesaria para proteger la salud pública, la producción avícola nacional y el comercio exterior.

La propietaria, Katie Pasitney, publicó un video en redes sociales visiblemente afectada, calificando el operativo como “una vergüenza para Canadá”. “El mundo está mirando”, afirmó entre lágrimas.

Por su parte, el ministro de Justicia Sean Fraser respaldó la decisión del gobierno, señalando que “la protección de la salud de los canadienses y la seguridad alimentaria son prioridades fundamentales”. El primer ministro Mark Carney no se ha pronunciado públicamente sobre el caso.

Un símbolo de desconfianza

El sacrificio de los avestruces se ha convertido en un símbolo de la tensión entre las políticas de bioseguridad estatales y la desconfianza de sectores ciudadanos hacia las instituciones. Mientras científicos y autoridades defienden la decisión como una acción preventiva necesaria, los opositores denuncian un exceso de poder y la falta de alternativas éticas.

Con la eliminación de la bandada, la CFIA dio por concluida la operación en la granja, aunque el debate sobre el equilibrio entre salud pública, derechos de propiedad y transparencia gubernamental continúa abierto.

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