La renuncia de José Julián Muñoz Mosquera a su candidatura a la Cámara de Diputados reveló una de las denuncias más graves sobre la situación política y de seguridad en el Cauca de cara a las elecciones legislativas de 2026. El líder del Centro Democrático se retiró de la carrera el 18 de diciembre tras asegurar que la cámara no tenía garantías mínimas para oponerse, en medio de amenazas, vigilancia armada y la respuesta de las instituciones que calificó de nula.
Muñoz formalizó su renuncia ante el Registro Nacional, señalando que durante meses solicitó protección a la Unidad Nacional de Protección (UNP) sin recibir un sistema efectivo, pese a repetidas advertencias de peligros directos para su vida, su familia y su equipo político. La falta de respuesta, argumentó, lo dejó expuesto en un territorio donde, dice, la política se lleva a cabo bajo amenaza.
El excandidato advirtió que en varias zonas del Cauca, incluidas las zonas rurales y urbanas de Popayán, grupos armados ilegales vetan cualquier actividad misionera a su favor. Los paros armados y las restricciones a la movilidad, afirmó, convirtieron la campaña en un ejercicio arriesgado, incompatible con un proceso electoral libre.
En su declaración, Muñoz lanzó una crítica directa a la política de «Paz Total», a la que responsabilizó de fortalecer estructuras ilegales y debilitar el poder estatal en el departamento. Aseguró que mientras sectores cercanos al gobierno realizaron eventos públicos sin obstáculos, la oposición fue empujada a la clandestinidad.
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