Fortuna, la diosa romana de la suerte y el destino. Naturaleza impredecible. Representada, entre otras formas, por la rueda de la fortuna, que gira a la manera de los altibajos de la vida humana.
Uno de los favoritos entre los inversores de hoy, en la cima de la formación de la industria de la inteligencia artificial. También, al mismo tiempo, en otras formas de signos siempre asociados al dinero, como es el caso del famoso bitcoin.
Hoy, la diosa tiene sus templos en los mercados de valores y de deuda, en las plataformas de criptomonedas. Donde las fuerzas del azar se mueven en forma de corrientes que ya no son millonarias, sino multimillonarias e incluso billones de dólares, que son monopolizadas por diversas empresas tecnológicas que suprimen la industria, en la fase de creciente competencia para mantener y asegurar posiciones de control. Lo que sucederá a continuación tenderá a otro punto de dominio del mercado, más cercano al oligopolio y a áreas de control monopolístico; como ya está sucediendo en el sector de las llamadas Siete magníficos.
En un artículo reciente de Santiago Millán en el pais Se dice que OpenAI, una de las empresas líderes del sector, necesita más financiación y ha anunciado que busca recaudar alrededor de 100 mil millones de dólares para continuar con sus operaciones. Ya no es posible detenerse en lo que se ha convertido en un episodio especulativo de creciente importancia. Pero todo suma a la deuda.
Otra forma de ver la cuestión financiera está relacionada con la valoración de esta empresa. Con esta operación, que no será la última, su valor se estimaría en 830 mil millones de dólares. La cifra es casi tres veces superior a la alcanzada a principios de 2025, que era de unos 300.000 millones, y además, se revalorizó hasta los 500.000 millones en septiembre. Y todo ese valor en un entorno en el que se informó de una pérdida en septiembre de 2025 de alrededor de 13.500 millones de dólares. Todo esto debe compensarse con un eventual flujo constante y significativo de ingresos.
Otro caso destacable es el caso Oracle. Revista Fortuna quedó claro hace unos días: «El rápido descenso de Oracle de favorito del mercado a advertencia revela algo profundo acerca de la inteligencia artificial. Los expertos dicen que no importa cuán eufóricos hayan estado los inversores durante los últimos dos años, la industria no puede escapar de las leyes de la física o de la realidad de la financiación de la deuda». Mientras el dinero siga fluyendo, la agitada actividad del sector continuará y será necesario perfeccionar su organización y estructura.
Oracle afirma que las fuentes de sus ingresos no serán sólo los centros de computación, sino también la gestión de sistemas de IA para controlar robots en fábricas, diseñar medicamentos en laboratorios y apostar en los mercados financieros (sí, apostar) o automatizar el trabajo legal y en empresas de diversa índole. La conclusión es que las acciones de Oracle han vuelto a subir, y en cierto modo expresa que los inversores esperan que las computadoras se hagan cargo de muchos puestos de trabajo y eso beneficiará el valor de la empresa. Para Orwell, sin duda.
Es una cuestión realmente interesante, o debería decir crucial, predecir los posibles escenarios tecnológicos que se están configurando. Esto sucede en medio de un mercado financiero loco que tiende a un profundo reexamen social que requerirá una acomodación que no puede ser neutral.
Está el caso del modelo Gemini 3 de Google como otro ejemplo. Según el gigante tecnológico, se espera aumentar la “capacidad de razonamiento y comprensión multimodal de textos, imágenes y vídeos”. Si eso no fuera suficiente, también busca aumentar «la capacidad de la IA para actuar de forma autónoma y decidida hacia objetivos que incluyen planificación, razonamiento, memoria y herramientas de autocorrección». Esto se llama, según la traducción de IBM, IA agente. Cree que esta tecnología tiene grandes ventajas en algunos campos de la evaluación de razonamientos complejos. Y de ahí en adelante.
Y luego está Geoffrey Hinton, el llamado padrino de la IA, que desarrolló una investigación sobre el “conocimiento profundo”, un proyecto que Google compró en 2013 y dirigió como vicepresidente e ingeniero jefe durante una década. Hinton sostiene que debe afrontar lo que él llama el peligro existencial que plantea la inteligencia artificial.
La empresa Anthropic dice que está construyendo inteligencia artificial que contribuirá al bienestar de la humanidad a largo plazo. ¿qué significa eso?
El entorno se caracteriza por un cambio tecnológico acelerado, cuyo contenido y consecuencias deben ser reconsiderados seriamente, desde el origen hasta el contenido y el alcance. ¿O es demasiado tarde para mirar atrás? A esto se suma una actividad financiera desbocada y altamente especulativa y un escenario político general autoritario y socialmente conflictivo.





