Estambul organizará una reunión clave de rusos y ucranianos con grandes preocupaciones de ambas partes: Kiev requiere una tregua previa y Moscú elige su ventaja militar.
12.05.2025. Ucrania y Rusia han acordado llevar a cabo el próximo jueves una Reunión en Estambul en un intento por poner fin a la guerra que ha devastado la región. Las tensiones están por las nubes y las expectativas en cuanto a que esta reunión dé resultados tangibles son mínimas. El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, exige un alto el fuego previo y tiene la intención de desafiar a su homólogo ruso, Vladimir Putin, en un encuentro cara a cara en Türkiye.
Por su parte, el Kremlin, que ha propuesto un encuentro sin condiciones previas, No ejerce presión sobre Kiev o sus aliados europeos y prefiere avanzar con sus objetivos militares para fortalecer su posición en las negociaciones de paz.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha sugerido que podría participar en una posible reunión entre Putin y Zelensky en Türkiye, si ello resulta ser productivo. «No estoy seguro de dónde estaré en ese momento, pero volaría allí (a Türkiye) si considerara que es útil,» declaró Trump a la prensa al inicio de su gira en el Medio Oriente, que incluye Arabia Saudita, Qatar y los Emiratos Árabes, siendo esta su primera visita desde que asumió el cargo el pasado 20 de enero.
A pesar del aparente interés de Trump por mediar entre Putin y Zelensky, la realidad es que la brecha entre Rusia y Ucrania es abismal. No solo difieren en sus condiciones para llegar a un acuerdo, sino que también sus métodos para llevar a cabo las negociaciones son radicalmente distintos.
Kiev exige un alto el fuego previo, mientras que Moscú se niega y demanda avances concretos.
Rusia se opone a aceptar un alto el fuego incondicional por un periodo mínimo de un mes, argumentando que ello afectaría su estrategia militar. El Kremlin jamás aceptará piezas impuestas por sus principales oponentes en Europa -Reino Unido, Francia, Polonia y Alemania, cuyos líderes se reunieron el sábado en Kiev para hacer frente a la presión ejercida sobre Putin. La autoconfianza de Rusia restó relevancia a la posible colaboración de un presidente estadounidense con el líder ruso.
La alta representante de la política exterior de la Unión Europea, Kaja Kallas, acusó el lunes a Rusia de intentar retrasar el diálogo y exigió que Moscú muestre «buena voluntad» al sentarse a dialogar con los ucranianos. Bruselas insiste en participar en el proceso de negociación, pero no desean convertirse en meros observadores de las tensiones.
Ante esta situación, la UE ha comenzado a presionar a Rusia y ha amenazado con una nueva serie de sanciones si no acepta la propuesta de alto el fuego de Zelensky. La respuesta por parte del Kremlin fue inmediata: «El lenguaje del ultimátum es inaceptable. No se puede hablar con Rusia de esa manera,» afirmó Dmitri Peskov, portavoz de la presidencia rusa.
Tras esta advertencia, Moscú ha cerrado aún más las puertas a un posible alto el fuego, y mientras Kiev enfrenta presiones de las facciones europeas para que Moscú detenga sus ataques, no hay indicios de que Rusia esté dispuesta a suspender el envío de armamento eficaz al ejército ucraniano.
Rusia desconfía de las intenciones de Ucrania en caso de llegar a un alto el fuego.
El Kremlin desconfía de las maniobras que Zelensky podría llevar a cabo durante el mes de cese de hostilidades, ya que considera que sería la oportunidad perfecta para que Ucrania obtenga más suministros de armamento occidental en el frente, lo cual podría reforzar su posición.
En la actualidad, en la mesa de negociación, Ucrania tiene todo que perder. La reciente derrota en la región de Kursk, que fue parcialmente invadida por tropas ucranianas en agosto pasado y que ahora ha sido recuperada por Moscú, ha dejado a Kiev en una situación vulnerable. Una tregua, como considera el Kremlin, podría permitir al ejército ucraniano reagruparse en el norte y lanzar ataques hacia Kursk, Belgorod, o cualquier otro punto débil de la frontera rusa.
Este tipo de ofensivas no cambiaría drásticamente el curso de la guerra, pero le otorgaría a Kiev mucha más fuerza en las negociaciones y, a su vez, afectaría la estrategia de Trump, quien busca mejorar su situación antes de iniciar las inevitables conversaciones.
Zelensky es consciente de que Trump está perdiendo la paciencia con la falta de avances. Tanto Rusia como Ucrania están en la disposición de negociar la paz, y es lógico que busque fortalecer su posición antes de que estas negociaciones se lleven a cabo.
La situación en Kiev se ve agravada por la posibilidad de perder el apoyo invaluable de Estados Unidos. Esto recuerda la reciente ocasión en que la asistencia en inteligencia condenó a Ucrania a una situación crítica y permitió que Rusia recuperara terreno significativo. Si este apoyo se ve mermado nuevamente, podría incluso llevar a una capitulación de Ucrania.
Trump agita el asunto.
El foco de atención vuelve a estar en Washington, ya que Trump, quien recentemente afirmó estar abierto al diálogo con Rusia, coincide con la decisión del líder ucraniano de participar en las discusiones en Estambul. Esto podría aumentar la presión sobre los competidores para que, con o sin análisis, logren resultados positivos en la reunión.
«Las negociaciones no siempre pueden estar sujetas a condiciones previas que solo prolongan el conflicto,» afirmó Trump, refiriéndose directamente a la demanda de tregua de Zelensky. Tras aceptar la reunión en Estambul, se presenta la participación ucraniana como un desafío al líder ruso, y les instó a llegar a un acuerdo. Por primera vez, ambos países han expuesto públicamente sus condiciones iniciales.
Con el desafío de Zelensky y la posibilidad de que Trump esté presente en el evento, la reunión en Estambul parece estar llena de tensión.
Trump ha formulado exigencias a lo largo de la semana, pidiendo a Rusia que acepte un alto el fuego de un mes similar al que Zelensky ha propuesto. Ahora, el enfoque del presidente de Estados Unidos adquiere una nueva dimensión.
En caso de que no se aclare su disposición a presionar a Putin, la Casa Blanca ha expresado un mensaje de impaciencia a través de su red social: «Estoy comenzando a dudar de que Ucrania logre un acuerdo duradero.»
Por su parte, Zelensky insiste en demostrar que Rusia es el único responsable de la interrupción del diálogo. «Rusia debe mostrar su compromiso con la paz; no solo con palabras, sino también con hechos,” afirmó. Sin embargo, él y sus aliados europeos se encuentran en la compleja situación de que incluso en escenas como la de la reciente recepción, han tenido denuncias de violaciones en el alto el fuego.
Marco Rubio asistirá a Türkiye, junto a la OTAN.
A pesar de las fluctuaciones en el discurso de Trump y sus demandas, su administración parece estar logrando un tipo de acuerdo al menos simbólico con los rusos y los ucranianos, lo que implica que todos están dispuestos a sentarse a negociar. Sin embargo, si los conflictos siguen sin pausa, la consecuencia sería un revés para Zelensky y sus aliados, con un posible triunfo diplomático para Putin. A esto se agrega que no se percibe calma en Washington.
A los pocos días en los que se espera llevar a cabo la reunión ruso-ucraniana, el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Marco Rubio, se reúne con ministros de Relaciones Exteriores de los aliados estadounidenses en la OTAN, del 14 al 16 de mayo. La agenda de esta reunión aborda como uno de sus temas prioritarios la guerra en Ucrania y las opciones para dar un alto al fuego mediante medios diplomáticos.
La OTAN ha estado políticamente activa desde la llegada de Trump al poder en enero, haciendo frente a las amenazas de su administración de restar atención a la alianza, aunque hace seis meses continuó siendo el líder indiscutido y tenía un papel clave en la gestión del conflicto con Rusia.
Todo ha cambiado y, en este momento, una reunión como la que se tiene planeada en Türkiye, en la que Ucrania podría verse beneficiada, es crucial debido a que su candidatura para unirse a la OTAN fue rechazada. Sin embargo, podría ser un punto de cambio, ya que Washington podría presionar a sus aliados europeos para detener cualquier interferencia en las posibles negociaciones que transcurrieran directamente entre Rusia y Ucrania sin la necesidad de una tregua.
La estrategia rusa en este momento no se define como una negativa a negociar con Ucrania, aunque un encuentro directo entre Putin y Zelensky parece poco probable. Además, las negociaciones para el alto el fuego se encuentran avanzadas, con condiciones que cumplen con las exigencias rusas. Entre estos requisitos, figura el reconocimiento de su anexión, lo que equivaldría a una capitulación de Ucrania. Tal aceptación sería un fin político para Zelensky y una clara señal de derrota ucraniana en este conflicto.
En cualquier caso, a pesar de contemplar la posibilidad de negociaciones, Rusia se mantiene decidida a presionar su campaña militar en la región. Este será un período crucial, ya que Moscú avanza en diversas direcciones hacia el interior de Ucrania. A pesar de la resistencia del ejército ucraniano, la falta de recursos y la necesidad urgente de municiones podrían resultar en la posible caída de algunas posiciones estratégicas.
Kiev se encuentra particularmente preocupada por los avances rusos hacia Dnepropetrovsk, en el centro del país, donde el ejército del Kremlin sostiene la línea de combate en Donetsk, esperando encontrar menor resistencia que en Donbás. Sin embargo, la presión ejercida en Jarkov, al norte, también genera gran alarma, onde después de la retirada ucraniana, las fuerzas rusas están concentradas en avanzar sobre la línea ucraniana.
En estas circunstancias, Parece poco probable que Moscú acepte un alto el fuego y, en cambio, continuarán buscando sacar provecho de su fuerza militar para imponer condiciones muy difíciles sobre Ucrania en la mesa de negociaciones. En un encuentro hipotético en Estambul entre Zelensky y Putin, esto podría resultar en una desventaja para el líder ucraniano, lo cual confundiría incluso a Trump.