Abbas solicitó asumir el control de la franja y pidió a Hamas que entregara prisioneros.

En un poderoso discurso en Ramali, Abbas acusó a Hamas de que infligió daños graves a la causa palestina «porque tomaron el control de los enclaves en 2007».

El presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas, hizo un llamado contundente el miércoles, exigiendo que se estableciera un control político sobre la franja de Gaza y pidiendo a Hamas que liberara a los 59 rehenes que todavía mantiene, a la vez que solicitó que desarmara a su grupo. Durante su potente discurso, Abbas llegó a calificar a Hamas de «hijos de perra», argumentando que este grupo palestino había puesto en peligro la causa palestina al priorizar sus propios intereses y conspiraciones en Gaza, a la que describe como un rehén en una crisis de gran magnitud.

«Aflojar a quien han sostenido»

Mahmud Abbas instó a que Hamas termine su control sobre la franja de Gaza y entregue todos sus recursos y armamento a la Autoridad Nacional Palestina. Esta exigencia fue parte de su discurso en la apertura de las 32ª sesiones del Consejo Central Palestino, que se llevaron a cabo en Ramali. Abbas enfatizó que este es el único camino que puede asegurar «la seguridad y estabilidad en Palestina y en la región». El líder palestino criticó fuertemente a los islamistas, a quienes acusó de haber causado «daños severos a la causa palestina» desde que tomaron el control de Gaza en 2007, después de una breve guerra civil en 2006, señalando las graves violaciones de derechos humanos, como el secuestro de 251 personas durante los eventos del 7 de octubre.

En un tono muy directo, Abbas manifestó: «Niños de perras, dejen ir con quienes son rechazados y terminen con esto. Dejen las excusas a un lado y olvídense de nosotros». Durante este enfático discurso, el presidente palestino también acusó a Hamas de intentar dividir la franja de Gaza de otros territorios palestinos, tales como Jerusalén Este y el resto de Cisjordania. Esta situación, según Abbas, resulta en que Hamas prioriza sus propios intereses por encima de la unidad y el bienestar de la causa palestina, eludiendo su compromiso con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y la ANP legítima.

Además, Abbas exigió que Israel ponga fin a la guerra en Gaza y retire a todas sus tropas, una de las condiciones esenciales que Hamas busca para alcanzar un nuevo acuerdo de alto al fuego. En respuesta a las acusaciones de Abbas, Hamas criticó al presidente por adoptar una «narrativa coherente» con la de Israel. Naim Qasem, un alto funcionario del brazo político de Hamas, arremetió contra Abbas, describiéndolo como un líder que toma posiciones «sospechosas» y que evade la responsabilidad de los crímenes que perpetúa la ocupación israelí. Qasem se cuestionó retóricamente cómo pueden aquellos que han perdido capacidades físicas, psicológicas y mentales estar al mando de un pueblo que lucha por su causa y sus lugares sagrados.

Relación complicada

La enemistad entre Hamas y el partido secular Fatah, dirigido por Abbas, ha sido una constante durante décadas, con tensiones que frecuentemente surgen cuando ambos grupos se enfrentan en el contexto de la lucha por un estado palestino. Mientras que los islamistas defienden una lucha armada y la «resistencia» contra la ocupación israelí, esta postura es abiertamente rechazada por el presidente palestino. Tras la masacre del 20 de octubre, las diferencias entre estas formaciones políticas se intensificaron, evidenciándose en los campos de confrontación, donde se observó la fuerte presencia de militantes asociados a Hamas, en un entorno en que la ANP ha lanzado múltiples ataques dirigidos.

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