Aguas colombianas bajo fuego: EE.UU. amplía ofensiva antidrogas al Pacífico oriental El informante

El miércoles 22 y jueves 23 de octubre de 2025, las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos llevaron a cabo dos ataques a embarcaciones rápidas (comúnmente denominadas “narcolanchas”) en el océano Pacífico, en un período inferior a 24 horas. Uno de los ataques se localizó frente a las costas de Colombia, lo cual marcó un cambio significativo en la zona de operación de dichas misiones.

Según el secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, los buques afectados formaban parte de una “ruta conocida de narcotráfico”, estaban bajo control de una organización que EE.UU. considera organización terrorista designada, y transportaban “cantidades sustanciales de narcóticos”.

Detalles de los ataques

  • El primer ataque se produjo frente a la costa colombiana y dejó dos fallecidos, según los informes disponibles.
  • Menos de 24 horas después, un segundo ataque se registró en aguas del Pacífico, dejando tres personas muertas, según reporta la agencia.
  • Con estos dos ataques, la campaña de operaciones judiciales de Estados Unidos suma ya al menos nueve embarcaciones afectadas desde septiembre, con un saldo mínimo de 37 muertos en total.

Cambio de zona y repercusiones diplomáticas

Hasta ahora, la mayoría de los operativos se habían centrado en el mar Caribe, en particular cerca de Venezuela. Este giro hacia el Pacífico, y en particular ante la costa colombiana, es simbólico.

El presidente colombiano Gustavo Petro ha protestado enérgicamente ante lo que considera una injerencia directa en la soberanía colombiana, pues varios de los buques podrían haber sido de nacionalidad colombiana o haber operado en rutas submarinas de ese país.

Por su parte, el presidente estadounidense Donald Trump y su administración han respondido con críticas directas al gobierno de Bogotá, acusándolo de “inacción” en la lucha contra el narcotráfico, hasta el nivel de suspender pagos de ayuda financiera y amenazar con sanciones económicas.

Justificación legal y cuestionamientos

Desde Washington se ha argumentado que estas operaciones están amparadas como parte de un “conflicto armado no internacional” contra organizaciones de narcotráficoterrorismo, lo que permitiría actuar sin autorización explícita del Congreso.

No obstante, senadores estadounidenses de ambos partidos han expresado su preocupación ante la legitimidad jurídica de los ataques —por ejecutarse sin proceso judicial, sin pruebas públicas compartidas y en alta mar—, lo que abre un debate sobre el derecho internacional, la soberanía nacional y los mecanismos de control de las operaciones militares.

Impacto y riesgos

  • El cambio hacia el Pacífico implica que las rutas marítimas de narcotráfico hacia América del Norte podrían estar siendo reconsideradas por los carteles y redes criminales, lo que puede generar desplazamientos hacia rutas terrestres o aéreas.
  • Para Colombia, esta escalada puede representar una mayor presión diplomática, militar y de seguridad: tanto por la posibilidad de que sus aguas sean escenario de operaciones njeras como por la necesidad de reforzar su control marítimo y su cooperación internacional.
  • En términos de derechos humanos y transparencia, el número de víctimas civiles, la ausencia de datos públicos sobre los cargamentos incautados o las identidades de los tripulantes plantea interrogantes sobre la rendición de cuentas.
  • Finalmente, esta campaña evidencia cómo la frontera entre una operación antinarcóticos y un operativo militar es cada vez más borrosa, lo cual puede afectar las relaciones bilaterales y generar repercusiones geopolíticas en América Latina.

¿Por qué importa esta noticia?

  • Porque representa un cambio de escala y geografía en la estrategia de Estados Unidos contra el narcotráfico marítimo: no solo en el Caribe, sino ahora en el Pacífico, acercándose a Colombia.
  • Porque pone en tensión dos principios clave: la lucha internacional contra el narcotráfico y la soberanía de los Estados sobre sus aguas y jurisdicción.
  • Porque puede marcar un nuevo capítulo en la política de seguridad hemisférica, donde las acciones territoriales de EE.UU. son cada vez más visibles.
  • Porque las repercusiones —diplomáticas, militares y legales— pueden reconfigurar alianzas, cooperación antinarcóticos y marcos normativos internacionales.

Conclusión

Los ataques del 22 y 23 de octubre al menos subrayan que Estados Unidos está decidido a intensificar la ofensiva contra las rutas marítimas del narcotráfico. Pero la incursión tan cerca de la costa colombiana y sin transparencia pública amplia sobre los objetivos o resultados abre un capítulo complejo: uno en que la eficacia y la legalidad pueden entrar en conflicto, y en que Colombia, en medio, tendrá que responder ante su propia soberanía y su papel estratégico. El desenlace probablemente vaya más allá del simple hundimiento de embarcaciones: tendrá implicaciones geopolíticas, diplomáticas y normativas en la región del Pacífico.

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