Chelsea agregó tres puntos importantes en Stamford Bridge al vencer al Benfica 1-0 en el segundo día de la fase de grupos de la Liga de Campeones. El objetivo que definió el partido llegó temprano, en el minuto 18, cuando Richard Ríos, en un intento de despejar, terminó enviando el balón a su propio arco, dando la ventaja a Londres.
El equipo inglés sabía cómo controlar los tiempos del juego y mantener la calma después del inesperado regalo. Con 57% de posesióndominó el ritmo del juego y completó 512 pases con una efectividad de 88%Figuras que reflejan su superioridad técnica sobre el campo.
A pesar de haber generado menos subastas que su rival (8 contra el Benfica), Chelsea fue más inteligente en la forma de administrar el puntaje. Los ingleses tenían 3 disparos de arcoIgual que el Plus, pero logró transformar la presión inicial en tranquilidad con el control de la pelota.
En defensa, el equipo de Londres fue sólido, especialmente en las jugadas de pelota. Benfica ordenado 5 disparos de esquinaPero la parte trasera del Chelsea responde con seguridad. El trabajo en bloque evitó que el rival aprovechara sus posibilidades y mantuvo el objetivo en cero.
La apariencia disciplinaria también se jugó a favor de las instalaciones. Chelsea solo se comprometió 13 fallasrecibió 2 cartas amarillas Y un rojo en el momento de la adición, en contraste con la dureza del Benfica, que acumuló 14 faltas y 5 advertencias. Esa falta de control en los visitantes permitió a los Blues manejar el cierre del juego con menos choques.
El objetivo en su propia puerta era decisivo, pero Chelsea no solo esperaba. Mostró personalidad para mantener el resultado y no permitió que el Benfica tuviera confianza. La precisión en los pases y la calma en la circulación de la pelota fueron armas clave para garantizar el triunfo.
Con esta victoria, Chelsea fortalece sus aspiraciones en la fase de grupos y agrega una nueva muestra de solidez en Europa. El puntaje puede reflejar la fortuna en la meta, pero la forma en que administró el juego después de la ventaja confirma que los londinenses sabían cómo aprovechar su oportunidad y transformarla en tres puntos vitales.
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