Carmen de Atrato (Chocó), Colombia — En un operativo militar adelantado por tropas del Ejército Nacional en la zona rural del municipio de Carmen de Atrato, en el departamento del Chocó, se desató una de las situaciones más complejas de seguridad de los últimos días: la retención de 18 soldados por parte de una multitud, en medio de esfuerzos por capturar a uno de los cabecillas más buscados del Ejército de Liberación Nacional (ELN), identificado como Luis Eduardo David Manco, alias Ramiro.
La operación, desarrollada el 21 de diciembre de 2025, tenía como objetivo principal ubicar y capturar a alias Ramiro, líder de la estructura Néstor Tulio Durán, del frente Manuel Hernández, también conocido como “El Boche”, una de las principales facciones del Frente de Guerra Occidental del ELN, una guerrilla activa y armada que opera hace décadas en Colombia.
Quién es alias Ramiro
Alias Ramiro —cuyo nombre real es Luis Eduardo David Manco— es señalado por las autoridades como uno de los líderes más peligrosos y estratégicos del ELN en el Chocó, con más de 14 años de trayectoria criminal y al menos cuatro órdenes de captura vigentes por delitos graves como asonada, rebelión, narcotráfico y homicidio.
La inteligencia militar lo describe como un operador con capacidad de control territorial significativa, quien ha ejercido presión y coacción sobre comerciantes, campesinos, transportadores y pobladores en municipios como Quibdó, Puerto Meluk y Alto Baudó. Además, se le atribuye el uso de múltiples líneas celulares (incluidos teléfonos satelitales), frecuentes cambios de comunicación para evadir a las autoridades, entrenamiento en explosivos, manejo de armas de guerra y la posibilidad de reclutar y movilizar combatientes dentro de comunidades locales.
El operativo y el secuestro
Según reportaron fuentes oficiales, durante el operativo para capturar a alias Ramiro, aproximadamente 200 personas rodearon a las tropas del Ejército Nacional y retuvieron por la fuerza a 18 soldados —integrantes de la Décima Quinta Brigada—, trasladándolos arbitrariamente al resguardo indígena La Puria, perteneciente al pueblo Embera Katío.
El Ejército Nacional denunció el hecho como una grave vulneración de operaciones legítimas del Estado, ya que la unidad militar se encontraba cumpliendo una misión constitucional al buscar desarticular a un grupo armado ilegal. El mando castrense rechazó el uso de la población civil como escudo humano que obstaculiza la acción institucional y expone la seguridad y libertad de los uniformados.
Durante la retención, fuentes militares indicaron que alias Ramiro habría escapado junto a su radista, su compañera sentimental y un pequeño anillo de seguridad de cinco hombres, mientras su entorno presionaba a la población local para impedir la liberación de los soldados.
Respuesta institucional y repercusiones
La situación generó una fuerte reacción por parte del Gobierno y las Fuerzas Militares. Se solicitó la intervención de autoridades competentes, organismos de derechos humanos y líderes comunitarios para garantizar la integridad física de los soldados retenidos y restaurar el control institucional en el territorio.
Además, las autoridades han advertido sobre la instrumentalización de comunidades indígenas por parte de grupos armados ilegales como el ELN para frustrar operaciones del Estado, una táctica que representa un desafío adicional para la seguridad y la protección de la población civil en zonas de alto conflicto.
El suceso en el Chocó no solo pone de manifiesto la complejidad del conflicto armado en Colombia, sino también la capacidad operativa del ELN para influir en territorios estratégicos donde controla rutas, economías ilícitas y grupos de apoyo que dificultan los esfuerzos del Estado por restablecer el orden y la seguridad.
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