Colombia enfrenta una situación crítica en materia energética, pues la capacidad de generación no crece al ritmo de la demanda y esto se traduce en una amenaza a la estabilidad del sistema eléctrico para 2027. Según la ANDEG, el país podría registrar un déficit de energía firme de al menos 1% entre 2025 y 2026, y de hasta 4% en 2026 y 2027, incluso si todos los proyectos previstos entran en operación a tiempo. Por otro lado, la escasez de energía disponible de forma continua, junto con los altos precios en bolsa que han llegado hasta los $2.000 /kWh, reflejan la presión del sistema. Desde Klik Energy, compañía especializada en soluciones digitales para la gestión de la energía, se advierte que, pese a las subastas y nuevos proyectos, la incorporación de capacidad ha sido mínima, por lo que el país debe actuar con urgencia para garantizar su seguridad energética.
El crecimiento económico del país se traduce en una mayor demanda de energía, esto refleja una industria que se fortalece, un comercio que crece y hogares que mejoran su calidad de vida., pero también revela una brecha: la planeación energética no avanza al ritmo del desarrollo.
Durante 2024, la demanda de energía en el sector residencial y de pequeños negocios aumentó un 4,39%, superando de manera sostenida las proyecciones oficiales. Este comportamiento, aunque positivo, revela una realidad ineludible, si la demanda, que es un motor del progreso, continúa superando la oferta, el sistema corre el riesgo de sobrecalentarse.
Según Klik Energy, más allá de las cifras de capacidad instalada, el desafío radica en la disponibilidad de energía firme, aquella que puede garantizarse 24 horas al día, especialmente en momentos de alta demanda o escasez de recursos hídricos y solares. En este frente, el sistema muestra signos de estrés severo.
Por otro lado, la volatilidad reciente en el precio de la bolsa de energía, que ha llegado a los $2.000/kWh, no es una simple fluctuación técnica, sino una advertencia. La estrecha relación entre oferta y demanda está obligando a recurrir a fuentes de generación más costosas para evitar un déficit. A pesar de los esfuerzos y las subastas energéticas, el ingreso de nuevos proyectos de generación sigue siendo lento, en lo corrido de 2025 apenas ha entrado en operación una fracción mínima de la capacidad proyectada.
Según Esteban Quintana, CEO de Klik Energy, la solución no se encuentra en una sola medida, sino en una estrategia que combine dos frentes: incentivar la oferta y gestionar la demanda de manera eficiente. “Por el lado de la oferta, resulta urgente fortalecer los mecanismos que brindan certidumbre a la inversión. El cargo por confiabilidad, que por décadas ha asegurado el suministro en momentos críticos, debe ser perfeccionado, no quitado. Su eliminación sería equivalente a retirar los botes salvavidas de un barco que se adentra en aguas turbulentas” afirma.
En paralelo, es indispensable acelerar los procesos de licenciamiento ambiental, permisos y consultas previas, que hoy mantienen estancados cientos de megavatios listos para ser construidos.
Por el lado de la demanda, se debe empoderar al consumidor como parte activa de la solución. No se trata de reducir la productividad ni de restringir el consumo, sino de promover un uso más inteligente de la energía. “Reactivar y ampliar programas de “respuesta de la demanda”, inspirados en experiencias exitosas como Apagar Paga, permitiría aliviar la presión sobre el sistema. Estos mecanismos incentivan a los grandes consumidores a desplazar parte de su consumo de las horas pico hacia momentos de menor demanda, optimizando recursos y estabilizando precios” comenta Quintana. “El consumidor industrial debe ser entendido como un aliado estratégico, capaz de contribuir a la estabilidad del sistema si cuenta con los incentivos y herramientas adecuadas” complementa.
De hecho, entre el 13 de mayo y el 30 de junio de 2024 estuvo activo el mecanismo transitorio de Respuesta de la Demanda (RD), creado mediante la Resolución CREG 101 043 de 2024, con el propósito de incentivar la participación activa de los usuarios en la gestión del consumo energético. Durante su ejecución se aceptaron 70.5 GWh (65% del total ofertado) y se verificaron desconexiones efectivas por 28.7 GWh, equivalentes al 0.86% de la demanda comercial del mercado no regulado. El programa contó con la participación de siete agentes que presentaron sus ofertas y asociaron 714 fronteras activas, de las cuales Klik Energy gestionó el 14% de la energía total. En conjunto, se remuneraron 11.4 mil millones de pesos a los usuarios, con un precio promedio ponderado de 397.34 COP/kWh por las desconexiones verificadas. Un claro ejemplo de cómo la demanda puede responder a estas situaciones.
Ignorar las señales actuales podría exponer al país a un nuevo episodio de racionamiento energético, con efectos graves sobre la competitividad, la inversión y el bienestar de la población. Según Quintana, “este no es un llamado al alarmismo, sino a promover una acción colectiva entre el Gobierno, la CREG, las empresas y los grandes consumidores”.
El propósito es claro: garantizar la sostenibilidad del crecimiento económico del país mediante un suministro energético confiable, y avanzar, con planificación y articulación interinstitucional, en el desarrollo de soluciones que aseguren la continuidad y estabilidad del sistema eléctrico nacional
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