Los movimientos emancipadores y las personas que luchan por el Nuevo Mundo han heredado una creencia arraigada: la noción de que la guerra representa el estadio superior de las luchas de clase. Este paradigma plantea que cada conflicto debe resolverse a través de la destrucción del enemigo. Esta forma de actuar tiende a extenderse a un conjunto de contradicciones que residen en el corazón de nuestras sociedades. La concepción de que nuestras luchas deben culminar en guerras que, inevitablemente, llevan a la aniquilación de un bando trae consigo un rastro de sangre y muerte que ha tenido consecuencias devastadoras para sectores progresistas y populares. Uno de los resultados más relevantes de esta política de muerte es que ha fomentado una lógica de reproducción de la lucha a nivel global. Esta tensión destructiva frecuentemente se manifiesta en actos de violencia, como los asesinatos de disidentes o en la perpetuación de divisiones eternas ocasionadas por luchas de poder; sin embargo, tales actitudes se pueden observar también en la búsqueda de control y en los movimientos iniciales que se convierten en herramientas para perpetuar ese material de guerra simbólica.
El nacimiento y desarrollo de las mujeres y los pueblos originarios ofrecen una apertura para superar esa herencia destructiva. En este sentido, creo firmemente que, como intentaré demostrar a lo largo de este artículo, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (Ezln) fue una fuerza transformadora que comprendió las cuestiones que se derivan de las guerras, y a su vez, logró compaginar la tensión emancipadora de las mujeres con las cosmovisiones indígenas. Este artículo no solo busca presentar enfoques teóricos, sino que, de manera más profunda, pretende ser un homenaje a la sabiduría de estos pueblos y a todas aquellas mujeres que nos enseñan otros caminos. Caminos que nos pueden conducir hacia la superación del capitalismo, evitando así repetir una historia marcada por crímenes y fracasos.
Para obtener un libro:
War Post Dodge. Build New Worlds apareció por primera vez desde abajo.