El contrato con la firma externa no representa un gasto injustificado. Por el contrario, está diseñado bajo un esquema de pago contra éxito: la empresa solo cobra si logra recaudar. Esto significa que el hospital no arriesga recursos propios, y que los honorarios salen de lo efectivamente recuperado.
De esta manera, lejos de ser un “desangre”, la medida se convierte en una estrategia para rescatar dineros atrapados que de otro modo estarían perdidos.
El proceso se enmarca en el Estatuto de Contratación, contempla multas por incumplimiento, obligaciones de confidencialidad, reportes permanentes y supervisión directa de la gerencia. Además, fortalece el trabajo del equipo jurídico interno, que continúa gestionando la cartera más reciente, mientras que el contratista asume la cartera crítica y rezagada.
En conclusión, la decisión del Hospital Universitario San José de Popayán no es un capricho ni un gasto innecesario: es una respuesta estratégica a la asfixia financiera causada por las EPS.
La contratación externa complementa, no reemplaza, al equipo jurídico interno, y busca un solo objetivo: rescatar cada peso posible para garantizar el funcionamiento del hospital, pagar a su personal, sostener la atención de alta complejidad y proteger el derecho a la salud de los caucanos.
Criticar la contratación externa sin entender la magnitud de la crisis es desconocer la realidad. El hospital no puede darse el lujo de dejar perder recursos vitales por trámites que superan las competencias legales de sus abogados internos. Hablar de “desangre” es fácil; lo difícil es sostener una institución que carga con deudas impagadas, servicios de alta complejidad y la salud de todo un departamento.
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