El emotivo discurso de Bárbara Muelas, primera mujer indígena en ingresar a la Academia Colombiana de la Lengua – – El informante

Por primera vez en la historia, una mujer indígena fue admitida como miembro correspondiente de la Academia Colombiana de la Lengua: Bárbara Muelas Hurtado, perteneciente a la comunidad Misak de Silvia, Cauca. En su discurso de ingreso, Muelas destacó la profunda relación entre su lengua materna, el namtrik, y el español, y la importancia de este reconocimiento para su pueblo y otros pueblos indígenas del país.

Nacida hace casi ochenta años en ɵskɵwampik, Cauca, Bárbara Muelas narró cómo creció inmersa en una cosmovisión donde el nombrar es un acto sagrado que crea, sostiene y compromete el mundo con el destino de su comunidad. Desde niña enfrentó tradiciones familiares que valoraban el silencio femenino, pero transformó ese silencio en una voz firme que representa a quienes han sido históricamente silenciados, especialmente mujeres indígenas. Su compromiso la llevó a ser parte del Consejo de Mayores y primera vicegobernadora de su cabildo en Guambía.

Uno de los momentos más significativos de su trayectoria fue participar, en 1992, en la traducción de apartes de la Constitución Política de Colombia al namtrik. En este proceso, enfrentaron el desafío de traducir conceptos occidentales como “Estado”, que no existían en su cosmovisión, eligiendo términos como “Nu pirau” (territorio mayor), que reflejan una visión colectiva y armónica del territorio. Este hecho marcó su vida y la impulsó a profundizar en sus estudios, logrando una maestría en Lingüística y Español en la Universidad del Valle, reafirmando la importancia de la educación intercultural bilingüe para preservar la cultura y fomentar el diálogo intercultural.

Con profunda emoción, Bárbara Muelas afirmó que su ingreso a la Academia no es solo un reconocimiento personal, sino una apertura para que las voces de su pueblo y otros pueblos originarios sean escuchadas y valoradas genuinamente dentro del panorama cultural del país. Señaló que este momento marca un nuevo comienzo para fortalecer el diálogo intercultural y la inclusión, más allá de la mera tolerancia.

“Soy consciente de que este reconocimiento va más allá de lo personal: simboliza la apertura, la inclusión, y la valoración de nuestras culturas ancestrales dentro del tejido vivo de nuestra nación. Este día no es simplemente un punto de llegada; lo percibo más bien como un punto de partida, un nuevo inicio en el diálogo profundo y respetuoso que debe existir entre todas las culturas y lenguas que cohabitan este país diverso. Mi presencia aquí representa la esperanza de un futuro donde nuestras voces indígenas sean escuchadas no solo desde la tolerancia, sino desde un interés auténtico y una valoración genuina hacia nuestra forma de entender el mundo”, indicó la académica.

La cultura misak, explicó Muelas, tiene una percepción del tiempo y espacio muy distinta a la occidental. En ella, el pasado está delante porque es conocido y visible, mientras el futuro está detrás, invisible y lleno de posibilidades. El espacio se concibe como espirales expansivas desde el fogón del hogar (nakkuk), punto central y espiritual desde donde se desarrolla la vida comunitaria y social. Este entendimiento dinámico y relacional del territorio y la lengua subraya cómo su idioma refleja una forma única y profunda de habitar el mundo.

“Nuestros mayores enseñan que el tiempo no es una línea recta, sino una corriente viva que siempre vuelve sobre sí misma buscando lo que aún no se ha dicho. El espacio, por su parte, no es algo que se posee o se delimita, sino que es un ‘territorio conversado’, tejido por palabras y pasos compartidos”, agregó.

Escuche el discurso completo de Bárbara Muelas.

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