Esta ha sido una temporada ordinariamente complicada para Once Caldas, con el equipo blanco manizaleño atravesando uno de los semestres más difíciles de su historia reciente entre frustraciones continentales y resultados irregulares en el torneo local
El conjunto caldense ha experimentado un año para olvidar, marcado principalmente por la dolorosa eliminación en penales de la Copa Sudamericana que dejó heridas profundas en el plantel y la hinchada. Esa cruel despedida del torneo continental desencadenó una crisis de confianza que afectó directamente el rendimiento en el campeonato local, donde el blanco blanco no logra encontrar la regularidad necesaria para pelear por los primeros lugares. Los resultados negativos se han acumulado, complicando las aspiraciones de clasificación a las fases finales del FPC.
La situación del Once Caldas refleja un momento de transición complejo donde nada parece salir como se esperaba. Las dificultades tácticas, la falta de contundencia ofensiva y la incapacidad de cerrar partidos han convertido este semestre en una verdadera prueba de fuego para la institución manizaleña. La dirigencia y el cuerpo técnico enfrentan el desafío de levantar anímicamente a un plantel golpeado por los malos resultados, buscando cerrar el año con dignidad y evitar que esta temporada complicada se convierta en un fracaso total para uno de los equipos más tradicionales del fútbol colombiano.
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