Si la deuda aumenta tu patrimonio neto y te ayuda a generar ingresos, esa deuda es buena. Por ejemplo, un préstamo para invertir, sabiendo de sus riesgos, puede ser una inversión que genere más dinero que los intereses a pagar por el préstamo a largo plazo.
Probablemente no haya mejor deuda que una hipoteca. Lo que gastas en pagar la hipoteca revierte en tu propio matrimonio, en vez de ir a parar al bolsillo del arrendador. Además, te da la seguridad y la estabilidad de tener tu propia casa.
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