En Colombia, diversos movimientos sociales —incluyendo maestros, comunidades indígenas, afrodescendientes, estudiantes, sindicalistas y grupos LGBTI— han expresado su descontento por promesas incumplidas del gobierno, pero siguen manteniendo su apoyo al presidente Gustavo Petro. Los sectores critican falta de avances concretos en promesas como condonación de deudas estudiantiles, mejoramiento del sistema de salud para los docentes, prevención de la violencia contra personas trans, y políticas efectivas para afrodescendientes e indígenas. También señalan una alta rotación de funcionarios y declaraciones polémicas que generan desencanto.
A pesar de estas críticas, los líderes sociales reconocen algunos avances: mejor financiación para escuelas, ciertos ascensos docentes, y avances normativos para comunidades indígenas y afro. Además, el temor al posible regreso de gobiernos de derecha impulsa que, aún con desilusiones, no quieran renunciar al respaldo a Petro como alternativa que consideran más cercana a sus demandas históricas. Los activistas insisten en que ya no basta con anuncios, que lo que hace falta es ejecución real.
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