Deportivo Pasto cerró oficialmente una de las campañas más difíciles de los últimos años. Pese a despedirse de la Liga BetPlay II-2025 con un contundente triunfo por 3-0 ante Atlético Bucaramanga en el Estadio Departamental Libertad, el resultado no fue suficiente para resarcir una temporada marcada por la irregularidad y la falta de contundencia en los momentos clave.
El conjunto volcánico quedó fuera de la pelea en ambos torneos de 2025. Ni en el primer semestre ni en el segundo lograron meterse entre los ocho clasificados, un duro golpe para una afición que respondió en casa, pero que se encontró con un plantel que nunca se consolidó del todo. Problemas en la finalización, errores defensivos en varios tramos de la competición y falta de continuidad en los resultados acabaron por sentenciar un año que, futbolísticamente, dejó más preguntas que respuestas.
El triunfo ante Bucaramanga, con goles de John Méndez, Nicolás Gil y Yoshan Valois, fue un cierre digno, pero también un recordatorio de que Pasto tiene material para competir si se construye un proyecto serio, estable y ambicioso. Sin embargo, el balance general de la campaña deja claro que los objetivos no se cumplieron y que el equipo necesita una profunda reestructuración.
Ahora, todas las miradas apuntan a 2026, un año que se convierte en una oportunidad para empezar de nuevo. La expectativa entre aficionados y analistas es que la dirigencia arme un proyecto deportivo sólido, con un cuerpo técnico estable, refuerzos en posiciones claves y un proceso que permita al club recuperar la identidad competitiva que históricamente ha caracterizado al club.
En Pasto ya no basta con competir: la gente quiere un equipo que pelee arriba, que vuelva a los jonrones y que recupere el protagonismo perdido. La victoria del cierre deja una chispa de esperanza. El desafío ahora es convertir esa chispa en un proyecto real. 2026 no deja lugar a la improvisación. Pasto necesita renacer.
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