La economía colombiana cerró el segundo trimestre de 2025 con un crecimiento anual del 2,1%, según los datos preliminares publicados por el Dane, cifra que se ubica por debajo de las proyecciones del mercado, que estimaban un avance cercano al 3%, aunque muestra una leve recuperación frente al 1,7% registrado en el mismo período de 2024. El Producto Interno Bruto (PIB) ajustado por estacionalidad avanzó 2,5% anual y 0,5% frente al trimestre anterior, lo que confirma que el país mantiene una senda de crecimiento moderado y frágil.
Los analistas destacaron que la expansión sigue dependiendo principalmente del consumo de los hogares y del dinamismo en comercio y servicios, mientras que la construcción y la minería continúan siendo los principales frenos de la actividad productiva. Con un acumulado semestral del 2,4%, Colombia se ubica en un punto intermedio frente a las economías de la zona euro y la OCDE, pero todavía lejos de su potencial estimado.
Comercio y agro impulsaron la economía en medio de la desaceleración
El sector de comercio, transporte, alojamiento y servicios de comida lideró la expansión con un crecimiento del 5,6%, aportando 1,1 puntos porcentuales al PIB. Dentro de este grupo destacó el comercio al por menor y mayor con un avance del 8,8% y el transporte aéreo con un 14%, aunque el alojamiento y los restaurantes apenas crecieron un 1,4%.
En paralelo, la agricultura y la ganadería mostraron un repunte sólido del 3,8%, apoyados en la ganadería (8,1%) y la pesca (25%), aunque la fuerte caída del café (15,8%) restó dinamismo al conjunto. La administración pública, educación y salud, que habían sido sectores protagonistas en períodos anteriores, apenas crecieron 1,8% y aportaron de manera reducida al resultado global.
Minería y construcción limitaron el crecimiento nacional
Los datos del Dane confirmaron que la minería y la construcción fueron los grandes lastres del segundo trimestre de 2025, sorprendiendo negativamente a los analistas. La explotación de minas y canteras cayó 10,2%, afectada por la menor demanda global, la volatilidad de los precios internacionales y problemas internos de licenciamiento, lo que golpeó especialmente al carbón, los minerales metálicos y el petróleo.
En el caso de la construcción, el retroceso fue del 3,5%, con una caída del 10,6% en vivienda y del 9,7% en edificaciones. Aunque las obras civiles crecieron un 9,6% por los proyectos de infraestructura pública, su aporte no alcanzó a compensar la debilidad estructural del sector.
Inversión e importaciones reflejan vulnerabilidad de la economía
Desde el lado del gasto, la demanda interna avanzó 4,2%, impulsada por el consumo privado, que creció 3,7%, y el gasto del gobierno, que subió 3,9%. Sin embargo, la inversión mostró apenas un crecimiento moderado del 1,7%, con un fuerte contraste entre el repunte de maquinaria y equipo (11,6%) y la caída en vivienda (10,6%) y edificaciones (1,2%).
El comercio exterior volvió a jugar en contra del PIB, con exportaciones que cayeron 1,6% frente a unas importaciones que crecieron 9,7%, ampliando el déficit de bienes y servicios de 22,1 billones en 2024 a 33,1 billones en 2025. En conclusión, la economía colombiana muestra una clara dinámica de dos velocidades: mientras el consumo interno sostiene parte de la expansión, la inversión en vivienda, la industria pesada y las exportaciones siguen rezagadas y limitan el crecimiento global.
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