Moscú. Fecha: viernes, 11 de abril de 2025. En el contexto de una prolongada serie de negociaciones indirectas, se han certificado importantes avances en la lucha entre Ucrania y Rusia. Mientras tanto, el gobierno del expresidente Donald Trump parece que se concentra en su enfrentamiento constante con el resto del mundo, desatando tensiones a nivel global.
En el transcurso de este jueves, se vivió una repetición de los acontecimientos que han marcado las últimas semanas: Ucrania llevó a cabo operaciones que resultaron en la destrucción de 145 drones rusos en Kiev, así como en otras cinco regiones del país. Rusia, por su parte, ha afirmado que estos drones fueron enviados al territorio ruso, especialmente en las zonas limítrofes, lo que agrava aún más el estado de tensión entre ambas naciones.
Lo que se ha convertido en un fenómeno cotidiano de bombardeos masivos ha comenzado a impactar también áreas urbanas y civiles, tanto en Ucrania como en Rusia. A pesar de que ambos países han estado intercambiando disparos, no se han emitido acusaciones directas de haber infringido lo que se podría considerar una tregua energética. Esta situación ha llevado a un estado de incertidumbre y preocupación entre la población civil, que vive bajo la constante amenaza de la escalada bélica.
El Ministerio de Defensa ruso ha declarado que en las últimas 24 horas, Ucrania realizó ataques a 11 instalaciones del sector energético en Rusia. Además, acusaron a las fuerzas ucranianas de haber destruido gas natural en Korenovska, un punto estratégico para la distribución de gas natural en la región.
Las autoridades rusas describieron este hecho como «un ataque intencionado de Kiev contra la infraestructura energética internacional», afirmando que ocho drones ucranianos estaban orientados hacia una estación clave y sus instalaciones de defensa. Sin embargo, desde Kiev, el portavoz del ejército ucraniano respalda una narrativa alternativa, defendiendo que los drones estaban destinados al aeropuerto militar de Krasnodar.
A medida que la situación se intensifica, los intercambios de ataques continúan. Recientemente, una serie de cohetes balísticos Iskander alcanzó un restaurante en el centro de Krivojo Roga, la ciudad natal del presidente Volodymir Zelensky. Este incidente generó gran preocupación, ya que el artefacto cayó en un área donde estaban varios niños jugando al momento del ataque.
En el escenario del conflicto, Rusia anunció su intención de atacar posiciones enemigas en las regiones de Járkov y Sumy. El comandante del ejército ucraniano, Oleksandr Syrskyi, habló en una entrevista y marcó el inicio de una ofensiva rusa en esa zona del frente, que tiene como objetivo recuperar los territorios de Jersón y Zaporiyia, aunque según la constitución rusa esto plantea serias complicaciones legales.
Los combates se han intensificado en ciudades como Krasnopilia, donde las fuerzas ucranianas han informado que la ofensiva «ya ha comenzado». Mientras tanto, el portavoz del personal general, Dmytro Lykhoviy, se mostró optimista al comunicar que, a pesar de los ataques rusos, en Járkov y Sumy la situación está bajo control y no hay motivos para el pánico, resaltando que las defensas se han fortalecido.
Otro factor que ha captado la atención mediática es la situación de parte de la Brigada del Ejército de Kiev, que está rodeada por unas 10,000 tropas rusas en la región de Belgorod. Aunque el ejército ucraniano no ha completado su retirada, sigue controlando áreas estratégicas, lo que representa un desafío significativo para el Kremlin y sus ambiciones territoriales en la región.
En medio de esta confusión y los rumores que fluyen a través de los medios, la narrativa sobre el conflicto se vuelve crucial. Recientemente, el arresto de dos ciudadanos chinos en Ucrania ha avivado las tensiones diplomáticas y ha llevado a Kiev a alegar que estos individuos estaban «apoyando a Rusia». No obstante, Beijing ha negado cualquier implicación de sus ciudadanos en las actividades militares en Ucrania, solicitando a su pueblo que se mantenga alejado de la violencia.
Intercambio de prisioneros entre Moscú y Washington
En un desarrollo inesperado en las relaciones internacionales, Rusia y Estados Unidos llevaron a cabo un intercambio de prisioneros en Abu Dhabi, la capital de los Emiratos Árabes Unidos, donde Moscú recibió a Arthur Petrov y otro ciudadano intercambiado. Este intercambio subraya la complejidad de las relaciones bilaterales y los numerosos obstáculos aún existentes entre ambas naciones.
El caso de Karelina, arrestado por acusaciones en Ucrania, y Petrov, quien enfrentó serias acusaciones de contrabando de tecnología militar, añade otra capa de intriga a un contexto geopolítico ya de por sí tensado.