Tierra como capital: naturaleza y finanzas en tiempos de extractivismo – El informante

Dentro del capitalismo financiado, la naturaleza adquiere calidad renovada: se convierte no solo en una base productiva, sino también en una estrategia de acumulación financiera. El punto de partida de este proceso es la apropiación del país, ese conjunto de capital que Marx (1867/2006) y Luxemburgo (1913/1975) señalaron la nitidez, y que Harvey (2004) continuó iluminando los procesos contemporáneos. Hoy, sin embargo, esta apropiación cruza la lógica productiva: funciona como una base de dinámica especulativa, basada en compras, renovación y ventas de tierras, especialmente en las afueras, donde están destinadas a actividades extractivas. Por lo tanto, el país, bajo la lógica del capitalismo moderno con coberturas financiadas, se transfiere a la actividad: activos buenos para hacer, comparados, ventas o concesionario, que promete rendimientos futuros (Fix y Paulani, 2019).

Esta dinámica es necesaria para comprender la propagación de actividades extractivas en América Latina después de las reformas neoliberales de la década de 1990. La desregulación de la gestión de los recursos naturales y la flexibilidad de los flujos de inversión ha llevado a una gran eliminación de tierras. Las reformas estructurales del tiempo abrieron canales para la liberalización de bienes y capital, lo que permite la apropiación de tramas extensas y modificando los regímenes de propiedad y el uso del suelo. En este contexto, los grandes territorios se han convertido en valores de valores. Su apropiación, en lugar de responder a la urgencia productiva inmediata, se mantuvo en anticipación de los retornos futuros. Por lo tanto, el país se convirtió en una especulación del vehículo, acelerando la propagación de fronteras extractivas y procedimientos multipétricos influenciados por territorios anteriores: bienes comunes y comunidades indígenas, con vistas mundiales únicas, preservadas otras formas de relaciones y reproducción de la vida.

Como advierte Harvey, este proceso revela el cable umbilical que une fondos con acumulación de capital ampliada, Orchestraven en gran capital, instituciones de crédito y respaldado por poderes estatales. Después de la crisis en 2008. Año, esta conexión se ha mejorado: la Tierra funcionó como un refugio activo, realizando un papel similar al oro. De esta manera, las concesiones territoriales, presentadas como instrumentos de explotación productiva, en realidad sufren un juego doble especulativo: también se dedica a los valores de la tierra y los beneficios futuros de la extracción. Al apropiarse de estos espacios, las concesiones se están convirtiendo en activos financieros que prometen la rentabilidad de los inversores institucionales, las corporaciones y el capital individual. El país no es solo por la riqueza que tiene bajo su superficie, sino por la expectativa de su explotación.

A diferencia del extractivismo clásico, centrado en la primera instancia para la producción de materiales, el extractivismo moderno se alimenta de la especulación. La apropiación del espacio permite que los mercados financieros se beneficien de las expectativas, mientras que las comunidades se ven afectadas, cuyas formas de vida están en práctica fuera de la acumulación de capital expuesta a conflictos y desplazamientos. En este escenario, se reveló la dinámica predictiva: la reproducción del capitalismo moderno realiza una presión cada vez más intensiva sobre la naturaleza, respaldada por intercambios desiguales y relaciones asimétricas de poder. La periferia proporciona su patrimonio natural, mientras que el centro concentra usos, haciendo transferencias económicas y ambientales que combinan el régimen de dominación. Según este orden, la riqueza natural se agotó, la soberanía débil y el desarrollo muestran su promesa vacía.

Por lo tanto, el extractivismo es apoyado no solo para la demanda de recursos mundiales, sino también por la urgencia de la rentabilidad a corto plazo impuesta por los actores financieros globales (Meireles, 2020). Para América Latina, esta dinámica implica un flujo de capital desde el centro que, lejos de fortalecer las estructuras productivas locales, fomenta la apropiación de la tierra y los conflictos territoriales afilados. Asegurar tierras hoy es garantizar la rentabilidad mañana. Sin embargo, a la larga, este proceso erosiona la soberanía, mantiene una forma de acumulación primaria de exportación y agota la riqueza natural que mantiene la vida.

En este sentido, la intensificación de la apropiación territorial no se responde exclusivamente por decisiones sobre decisiones estatales, sino sobre la lógica estructural del capital financiado. Sus efectos, económicos, sociales y ecológicamente, muestran la dinámica global de la reproducción desigual. En múltiples áreas extractivas, esta lógica se manifiesta cuando convergen la especulación, confiscación y acumulación como una estrategia de capitalismo financiada en el centro.

16.07.2025

Referencias

Fix, M. y Paulani, LM (2019). Consideraciones teóricas sobre Terri como un proceso de EO financiero de Ativo limpio de Financeirização. Revista brasileña para la economía política, 39(4), 638-657.

Harvey, D. (2004). Nuevo imperialismo. Ediciones Akal.

Luxemburgo, R. (1913/1975). Acumulación de capital. Editores 21. Centurio. (Trabajo original publicado en 1913)

Marx, K. (2006). Capital. Crítica de la economía política. Fortaleza. Fondo de cultura económica. (Trabajo original publicado en 1867)

Marx, K. (2022). Capital. Crítica de la economía política. Volumen III (Vol. 3). Fondo de cultura económica. (Trabajo original publicado en 1894)

Meireles, M. (2020). Financiar la neo-sulvación y maximizar los valores para los accionistas explotan el aluminio en Mozambique. En A. Girón y E. Correa, Ahorros y nuevas dinámicas productivas (p. 193-216).

Smith, N. (2007). La naturaleza como estrategia de acumulación. Registro socialista, 43.

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