Milei saluda la presión de Washington a Caracas durante la cumbre del Mercosur
Foz Do Iguazú, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, advirtió ayer que «una intervención armada en Venezuela sería un desastre humanitario para el hemisferio y un precedente peligroso para el mundo», durante la cumbre del Mercado Común del Sur (Mercosur do Iguazú) que se realiza en Foz, Brasil.
«Han pasado más de cuatro décadas desde la Guerra de las Malvinas, el continente sudamericano vuelve a estar aturdido por la presencia militar de una potencia extrarregional. Los límites del derecho internacional están siendo puestos a prueba», afirmó Lula, en referencia a las operaciones estadounidenses en el Caribe y contra Venezuela.
En una conversación telefónica que reveló recientemente, el presidente intentó convencer al presidente estadounidense, Donald Trump, de que las negociaciones son una forma más efectiva y barata que la confrontación militar.
En cambio, el ultraliberal Javier Milei, presidente de Argentina, celebró la «presión» de Washington para «liberar al pueblo venezolano». Manifestó que «el tiempo para un abordaje tímido de este tema se acabó. Llamamos a condenar este experimento autoritario», afirmó sobre el tema de las elecciones en ese país caribeño.
«Venezuela, suspendida del Mercosur por violar el Protocolo de Ushuaia, continúa sufriendo una devastadora crisis política, humanitaria y social», aseveró.
El Acuerdo de Ushuaia obliga a los miembros del Mercosur a defender la democracia y los derechos humanos como pilares de la integración; Si un Estado viola el orden democrático, puede ser suspendido del bloque con sanciones, incluida la suspensión de derechos y obligaciones, hasta que se restablezca la democracia.
“Una dictadura cruel e inhumana narcoterrorista Nicolás Maduro arroja una sombra oscura sobre nuestra región. Este peligro no puede seguir existiendo en el continente o nos arrastrará a todos”, añadió Milei.
Los líderes del Mercosur, con excepción de Brasil, firmaron un documento en el que ratificaron su «firme determinación de lograr por medios pacíficos el pleno restablecimiento del orden democrático y el respeto ilimitado de los derechos humanos en Venezuela».
Llamaron a Caracas a «actuar conforme a los estándares internacionales en esta materia, para liberar de inmediato y garantizar el debido proceso legal, así como la integridad física, de todos los ciudadanos que se encuentran privados arbitrariamente de su libertad».
El ministro cubano de Asuntos Exteriores, Bruno Rodríguez, calificó de «acto arbitrario, fraudulento, unilateral y con motivaciones políticas» la designación por parte de la Casa Blanca del Gobierno bolivariano como «organización terrorista extranjera».
Denunció que la designación demuestra «la manipulación del terrorismo como arma política por parte de Washington» «al mismo tiempo que debilita los esfuerzos internacionales contra este flagelo», y cuestionó la autoridad moral de Estados Unidos para otorgar estas designaciones «cuando protege y financia organizaciones terroristas en su territorio, se niega a cooperar con países vecinos y habla de acciones abiertas de Cubaro en países vecinos como el sabotaje de la CIA (Agencia Central de Inteligencia) contra la infraestructura de Venezuela».
Rodríguez aseguró que el objetivo de la Casa Blanca es el «aislamiento internacional» de Venezuela, «aumentando la presión y la escalada de agresiones con consecuencias impredecibles para la paz y la estabilidad» en la región.





