Riñas, agresiones y autoridades «brillando por su ausencia» marcaron la rutina. Tres hechos violentos fueron denunciados por la comunidad, señalando la falta de control y la creciente sensación de inseguridad e intolerancia que se vive en las calles de Moniquirá.
Violencia en cadena: desde la plaza de mercado hasta el barrio Barrancas
Este jueves 17 de julio, a plena luz del día, dos hombres protagonizaron una pelea a golpes y empujones justo al frente de la plaza de mercado de Moniquirá. La escena fue captada en video por un ciudadano que pasaba por el sector y que, como muchos, terminó presenciando una postal más del deterioro del orden público.
Pero lo más grave no fue solo el enfrentamiento, sino lo que ocurrió pocos minutos después y a pocos metros: una presunta agresión a una adulta mayor por parte de un grupo de habitantes de calle, quienes fueron señalados por vecinos como consumidores habituales y posibles responsables de pequeños hurtos en la zona.
Según la denuncia, un joven intervino para defender a la mujer y fue golpeado violentamente por uno de los agresores. La situación escaló y se tornó aún más crítica al ver que una patrullera de la Policía pasó por el lugar y no intervino.
Barrancas: pelea múltiple en plena noche
Dos días después, en la noche del sábado 19 de julio, otro hecho de violencia se presentó en el barrio Barrancas. Sobre las 9:30 p.m., vecinos reportaron una riña múltiple en la que participaron varios hombres y mujeres.
La escena fue grabada y difundida en redes sociales. Aunque aún se desconoce qué motivó la pelea, lo preocupante es el patrón que se repite: violencia desbordada, escasa intervención y una comunidad cada vez más atemorizada.
¿Y la autoridad… dónde está?
Estos hechos no son aislados. En palabras de los propios vecinos, “Moniquirá se está volviendo tierra de nadie”. Expendios ilegales de licor artesanal, consumo de sustancias en espacios públicos, habitantes de calle sin control, robos menores y peleas constantes hacen parte del panorama diario que enfrenta la comunidad.
Intolerancia + impunidad = calle sin ley
Si bien la intolerancia social se ha convertido en una chispa fácil de encender, también es cierto que la impunidad es la gasolina que mantiene encendida la violencia. Mientras las riñas y agresiones sigan ocurriendo sin consecuencias reales, lo único que crece es la certeza de que aquí se puede hacer lo que sea… sin que nadie responda.
Marco legal: ¿Qué sanciona este tipo de conductas?
Según el código penal , las riñas callejeras pueden configurar delitos como lesiones personales (artículo 111), daño en bien ajeno (artículo 265) e incluso violencia contra servidor público si se agrede a un uniformado (artículo 429).
Pero más allá de las sanciones, lo que urge es aplicar la ley, hacer presencia efectiva y prevenir, porque cuando la justicia no llega o llega tarde, la calle se llena de reglas propias, y eso nunca termina bien.
Porque si como sociedad dejamos que el miedo, la indiferencia y la resignación se apoderen de nuestras calles, entonces la violencia gana, y todos perdemos.
TAMBIÉN LE PUEDE INTERESAR:
0